Toda una industria ha crecido alrededor de una nueva tendencia a consumir, producir y/o invertir en empresas que se alineen con nuestros valores, una tendencia hacia industrias sostenibles, tanto en lo social, como en lo ecológico y/o económico. Hoy en día, el valor de un producto o servicio ya no es solo considerado en relación a su precio, sino en relación a las consecuencias humanas que este produce.
Actualmente vemos una revolución en creatividad hacia el emprendimiento social, tendencia que avanza por una crisis del capitalismo tradicional; un progreso global hacia políticas de desarrollo y la tendencia en los jóvenes a elegir trabajos que generen impacto social.
Según estudios recientes del Barómetro de Edelman Trust, solamente la mitad de los americanos tienen confianza en el modelo de libre mercado, a diferencia del 80% de hace tan solo 15 años. Asimismo, el MillennialImpactReport 2014 muestra que el 94% de los jóvenes americanos quieren utilizar sus habilidades a beneficio de una causa.
Los emprendimientos sociales están trabajando en una cercana colaboración con comunidades locales; incubadoras y aceleradoras; compañías y organizaciones benéficas tradicionales. Esto, más que mostrar una tendencia en los jóvenes a elegir y crear empresas con impacto social, señala un cambio fundamental en la manera cómo nuestra economía funciona.
Existe la convicción de que este tipo de modelo de negocio, que mezcla el capitalismo tradicional junto con soluciones a problemas sociales, ayudará a los países a salir de la pobreza, pues generan trabajos, estimulan el crecimiento económico a largo plazo y producen beneficios sociales y ambientales.
Esta convicción también la han ido adoptando diversos organismos internacionales, inversionistas y aceleradoras de negocios, que están virando y destinando fondos para fomentar este tipo de empresas; impulsando soluciones a problemas sociales y al mismo tiempo obteniendo retornos positivos. El capital destinado en EE.UU. hacia inversión de impacto social casi se duplicó del 2012 a USD $6.6 trillones en 2014 (ForumforSustainable andResponsibleInvestment, 2015).
Para los que identifican esta tendencia hacia las empresas sociales y deciden seguirla, al crear este tipo de empresa “híbrida” o darle un giro social a una empresa ya establecida generalmente surgen las siguientes interrogantes:
¿Qué estructura legal me permite integrar en mi empresa el objetivo social y la obtención de retornos positivos? ¿Qué diferencia hay entre una ONG, una Asociación y una Fundación?
Ante esto, la firma Alegalis aclara y recomienda algunos aspectos a tomar cuenta para crear una empresa con enfoque social:
Lo que se debe entender acerca de las fundaciones, asociaciones y ONG’s, es que todas buscan generar un impacto en la sociedad, ya sea generalizado o específico, sin embargo, el fin al que se destinen debe hacerse siempre sin ánimo de lucro. Las diferencias, que por muy mínimas que sean entre las anteriores, existen y son algunas de las siguientes:
- Las ONG’spueden constituirse ya sea como una fundación o asociación civil o propiamente como ONG, pero obligadamente deben destinarse a beneficencia social y a generar políticas de desarrollo social, económico, cultural o de ambiente.
- Las Fundacionesdeben dirigir cierto patrimonio que única y exclusivamente puede dedicarse a ese fin social que pretenden; y
- Las Asociaciones son destinadas, por lo regular, a temas recreativos, deportivos, científicos o culturales.
Vale la pena, antes de ir con la asesoría directa cuestionarse temas como:
- ¿cuáles es el objetivo principal de mi emprendimiento y hacia donde deseo llevarlo?
- ¿cuál es la figura legal que se ajustaría mejor a mi idea?
- ¿cuáles son mis obligaciones legales y tributarias que van de la mano con mi emprendimiento?
- ¿cuál es porcentaje de participación que tendrá cada socio?
- ¿cómo puedo proteger mi idea, marca, producto, etc?
- ¿cuáles son los riesgos o limitaciones a los que me enfrento?