En el marco del Día del Niño por Nacer y en medio de una extensa discusión sobre la defensa de la vida y los movimientos proaborto que relativizan la vida del embrión, es oportuno conocer más sobre el tema.
Renée Saravia
El 25 de abril, se celebra el Día del Niño por Nacer con el objetivo de reivindicar el derecho del bebé desde el momento de su formación.
El debate sobre ¿cuándo comienza la vida humana? Ha motivado innumerables discusiones desde el punto de vista médico, moral, ético y religioso.
Para aportar datos puntuales sobre el tema, presentaremos únicamente los elementos científicos que permitan comprender de mejor manera ¿Qué es un embrión? y si puede considerarse una vida humana.

El embrión como esencia de vida
El primer punto que debemos considerar es que los bebés se desarrollan no se fabrican, es decir existen una serie de etapas entrelazadas que hacen posible el nacimiento de una vida humana.
Muchas veces se toma como un argumento válido el pensar que el embrión no es más que un montón de células que no tienen derecho a desarrollarse, sin el deseo latente de la madre o “persona gestante” como señalan los promotores de la corrección política.
Los últimos hallazgos de la ciencia demuestran que la vida de cada ser humano empieza antes del embrión.
Desde el punto de vista biológico, la vida humana comienza con el final de la fecundación, o concepción, es decir con la aparición del cigoto. Las neuronas, los órganos, el cuerpo y características esenciales de cada ser humano se definen con el desarrollo del cigoto.
Cada rasgo que nos define quedará establecido casi por completo durante las primeras horas del cigoto, la nariz de la abuela, el color de ojos de una bisabuela, las manos de un tío o el lunar de mamá. Cada pequeño detalle se encuentra contenido en ese cúmulo de cuatro, ocho o cien células.
Los estudios recientes afirman que el cigoto es una especie en su etapa más precoz, como lo es el bebé, el niño, el joven y el anciano. Se trata de un mismo individuo en diferentes estados de desarrollo con características propias que le permite realizar las operaciones que le corresponden según su especie.
Comunicación madre-hijo desde el primer momento
Se cree que el diálogo madre-hijo surge hasta el segundo trimestre del embarazo. Pero estudios recientes han demostrado que la comunicación inicia desde el primer instante de existencia del nuevo ser.
Se trata de un diálogo molecular: el embrión libera moléculas, que reciben los receptores específicos de las trompas uterinas de la madre.
Es gracias a esa comunicación, que el tejido de la madre produce las sustancias necesarias que permiten la convivencia de dos vidas. El cerebro de la madre se hace un cerebro materno que induce en ella el vínculo de apego afectivo-emocional.
También el feto aporta a la madre células “frescas” que rejuvenecen su cuerpo. Esta comunicación, esta conexión crea una interdependencia entre ambos. En donde el protagonista es el hijo que, lejos de carecer de autonomía, lleva la iniciativa.
