Por: Pablo Blanco
Columnista de PERSPECTIVA
En un entorno cada vez más interdependiente y con la urgente necesidad de ganar mercados y posicionarse competitivamente, la inteligencia económica es una disciplina que pretende ser un sistema de alerta y acompañamiento a los intereses económicos de un país. Es una disciplina de reciente aplicación en algunos países de la OCDE, sin embargo Francia es un país que la ha adoptado como una política de Estado.
En este año 2014 se cumplen 20 años de la publicación del primer informe sobre Inteligencia Económica titulado Intelligence économique et stratégie des entreprises (1994). Su autor es reconocido como el padre fundador de la inteligencia económica, el francés Henry MARTRE.
La Inteligencia Económica (IE) se define como el ejercicio de colectar, analizar, valorizar, difundir y proteger la información económica estratégica con el fin de reforzar la competitividad de un Estado, de una empresa o de un centro de investigación. El nombre de Inteligencia Económica se deriva del concepto francés «Intelligence Économique», equivale en ingles al concepto de Inteligencia Competitiva (Competitive Intelligence). Es importante saber diferenciarla del concepto Business Intelligence, que se obtiene de la propia actividad que genera la empresa a nivel interno.
Estando de moda índices promovidos por el Banco Mundial como el Doing Business o Índice de competitividad del Foro Económico Mundial, la Inteligencia Económica toma una importancia crucial en el mundo de hoy no importando el tamaño de las economías.
Su aplicación a nivel de un estado como el de Francia es de una naturaleza interministerial, en el cual todos los actores involucrados se coordinan para llevar a cabo el ciclo de inteligencia económica en todo el territorio».
En mi reciente experiencia académica en la ENA tuve oportunidad de profundizar en el tema conversando con la actual Delegada Interministerial de Inteligencia Económica del Gobierno de Francia Claude Revel, en la cual yo le resaltaba la importancia de articular y coordinar a los actores encargados de promover los interés económicos de Francia en el extranjero o en regiones con poca presencia francesa como Centroamérica, principalmente en aéreas de infraestructura, transporte, energía y manejo de desechos, temas en los cuales Francia tiene un expertise y ventaja competitiva.
Trasladando el tema a un país como Guatemala, los retos son enormes. El primero tiene que ver con el rol de su cancillería a través de sus embajadas o misiones permanentes en países con alto potencial económico para Guatemala y el objetivo deber ser reforzar siempre la relación económica con Centroamérica y los Estados Unidos, pero también ampliar los horizontes un poco más. Yo me atrevo a decir que todos los países de la OCDE son atractivos e importantes para Guatemala. Por ejemplo Australia, Nueva Zelanda, Republica Checa, Hungría y Finlandia (miembros de la OCDE) no se encuentran dentro de los países con una presencia física de una misión de Guatemala. Por su parte China e India son casos muy particulares. Con China Guatemala sigue sin tener una representación diplomática aunque sí una oficina comercial y con la India la Embajada fue creada hace apenas un año.
El otro reto es del Gobierno central, el cual, a pesar de tener bien desarrolladas estructuras de inteligencia militar, no se ha desarrollado una estructura o una visión de inteligencia económica para promover el desarrollo económico a nivel interno. El reto principal como país en un mundo globalizado es adaptarse y adoptar algunas regulaciones que permitan tener acceso a mercados. En otros casos las regulaciones pueden sacarnos del mercado. Me toco vivir de primera mano la evolución reciente del concepto de la Responsabilidad social en Guatemala. Un claro ejemplo de falta de articulación y coordinación entre el sector privado y el sector público. Once años después de su introducción a Guatemala, el concepto de RS no se ha convertido en una herramienta de competitividad para el país.
Finalmente países como Francia, Chile, España y Canadá han creado una política publica de Responsabilidad social para acompañar sus intereses económicos en el extranjero pero también para legitimar el rol de sus empresas en la sociedad, por ejemplo obligando a las empresas que cotizan en bolsa de publicar un informe sobre su rendimiento social, económico y ambiental.
Correo: pablo.blanco@consultor.incae.edu
Twitter: @csrpabloblanco