Dr. Virgilio A. Cordón
“Es imposible promover el liderazgo ético si no se moldea desde las posiciones altas de la organización, sin incentivar la transparencia y honestidad, sin implementar modelos de decisión basados en la ética y sin reconocer la conducta correcta de los colaboradores”.
¿Cuáles son las teorías?
Actualmente existen tres teorías que tratan de explicar lo que implica el liderazgo ético, aunque
cada una de ellas tiene diferencias importantes. La teoría transformacional que implica inspirar
y motivar a otros para alcanzar objetivos comunes, promoviendo cambios positivos y
crecimiento dentro de la organización. La segunda busca el servir las necesidades de su
comunidad en lugar de servir los intereses personales a través de la empatía y la compasión. La
tercera es la que busca ser honestos con ellos mismos y sus valores, construyendo credibilidad
dentro de sus organizaciones. Usualmente muestran transparencia ética y son consistentes
entre lo que dicen y lo que hacen. Obviamente la última es la que representa lo que es un
verdadero liderazgo ético.
¿Qué implica?
El liderazgo ético implica cinco conceptos: a) Liderazgo basado en altos principios morales, b) Busca inspirar a sus miembros a cambios positivos, c) Exige que se lidere por el ejemplo, d) Establece altos estándares de conducta ética, y e) Prioriza una actitud de alto respeto a los
valores humanos.
¿Cuáles son los principios?
Además de los conceptos, el liderazgo ético debe cumplir con los siguientes principios: 1) Respetar la opinión de todos, 2) Servir a los demás, 3) Demostrar justicia, 4) Demostrar
honestidad y, 5) Construir comunidad en torno a valores.
“Ejemplos de organizaciones alrededor del mundo han demostrado que es posible implementar principios éticos mientras se logran resultados de negocios tangibles a nivel financiero y de reputación”.
El modelo de liderazgo ético debe ser un conjunto integrado de valores, visión y comunicación
efectiva para que se pueda crear un círculo virtuoso. Los valores y la visión deben conjugarse
para enfocarse en el servicio, mientras que la visión y comunicación deben asegurar que los
colaboradores entienden el propósito de una organización basada en el cumplimiento de las
normas éticas.
Los beneficios para las organizaciones que viven bajo un liderazgo ético son tangibles e
intangibles. A nivel interno se aumenta la confianza dentro de la organización, pues se crea un
ambiente transparente y honesto para todos, mientras que, a nivel externo, aumenta la buena
reputación. Otro beneficio es que al haber transparencia, honestidad y confianza se disminuyen notablemente los riesgos en la operación y aumenta el trabajo en equipo. Adicionalmente, al tener una organización en donde la comunicación es clara y la información compartida, se toman mejores decisiones y se estimula la innovación ya que todo lo anterior permite saber en dónde están y hacia a dónde quieren ir.
¿Cuáles son los retos?
Por supuesto que el desarrollo de un liderazgo ético tiene retos importantes, entre los que
podemos destacar: 1) Saber balancear los intereses de todas las partes, 2) Saber manejar con
mano firme los complejos asuntos éticos, 3) Ser imparciales sin importar el cargo que ocupe el
colaborador dentro de la organización, y 4) Entender y manejar las diferencias culturales que
puedan existir dentro y fuera de la organización. Todo lo anterior requiere un proceso continuo
de aprendizaje y adaptación, el cual se puede facilitar enormemente si se tienen claros los
principios éticos desde un inicio.
¿Cómo promover el liderazgo ético?
Como la mayoría de las acciones en cualquier organización, debe ser fuertemente apoyado y
demostrado con el ejemplo desde las posiciones más altas indicando claramente qué se espera
de un comportamiento ético. Después, es importante promover una cultura de apertura y
transparencia a todo nivel e implementar un marco de referencia que indique claramente como
se toman las decisiones desde la perspectiva ética de la organización. También será importante el premiar a los colaboradores que demuestren su conducta ética para incentivar a otros a seguirla y finalmente, buscar alianzas con proveedores que compartan el comportamiento ético. ¡Éxitos!
