Por: Dr. Virgilio A. Cordón
Columnista de PERSPECTIVA
Culturalmente creemos que para alcanzar el éxito y obtener las recompensas que buscamos hay que trabajar incansablemente. Conozco muchas personas que se levantan temprano para lograr sus objetivos laborales y dejan completamente a un lado las demás áreas de su vida. Por supuesto que creo personalmente que para recorrer el camino hacia el éxito, se debe llevar mucha acción y determinación. Pero, después de haber tenido la oportunidad de trabajar con miles de personas me pregunto: ¿Cuánto es mucho trabajo? La mayoría de las personas reconocidas por su “éxito” en el mundo, han confesado que son adictos al trabajo y que ello les ha costado su vida personal. Por lo tanto, la pregunta que debemos hacernos es: ¿Lo que irremediablemente estoy haciendo a un lado en la vida vale más que el trabajo?.
Es fácil pensar que trabajar mucho es una acción positiva porque a primera vista pareciera que mientras más trabajamos hacemos más. Sin embargo, tenemos que recordar que hay un momento en que nuestras tareas sobrepasan nuestras capacidades y nos hacemos menos productivos. Hay un “Principio de Incompetencia” de Laurence Peter, que indica que llegamos irremediablemente un momento en donde nos volvemos ineficientes, lo cual es muy bien explicado por la teoría económica.
Es mucho más rentable trabajar inteligentemente… que trabajar mucho”.
La adicción al trabajo desde el punto de vista psicológico, va amarrado (como cualquier otra adicción) a un aspecto emocional que resulta de una necesidad insatisfecha, de la cual no somos conscientes y que por lo tanto no hemos solucionado. Por lo tanto la pregunta que debemos hacernos es: ¿Qué necesidad básica estoy tratando de satisfacer con mi adicción al trabajo? La primer respuesta resulta ser de autodefensa: “yo no lo hago por ninguna necesidad”, “yo lo hago porque me gusta”, o bien “lo hago porque no me queda de otra”. Sin embargo, cuando trabajamos a nivel más profundo, las respuestas más frecuentes son: “necesito sentirme importante”, “necesito sentirme reconocido” o bien, “necesito sentirme seguro económicamente”.
Al contrario de lo que podamos pensar, la adicción nos domina y por lo tanto puede afectar primero nuestra salud y segundo nuestro trabajo porque el cansancio nos agobia y vamos perdiendo el control de todo.
Solemos pensar que la creación de riqueza trae bajo el brazo la felicidad… lo cual es totalmente incorrecto”.
Lo que he podido observar con el tiempo, es que la felicidad tan anhelada por tantos profesionales no viene con hacer dinero, ya que irremediablemente… siempre querremos más. La felicidad solamente se alcanza cuando encontramos el BALANCE entre mi vida personal, mi vida familiar y mi vida laboral. La adicción al trabajo, como toda adicción puede ser muy destructiva y he visto a muchos profesionales con todo el dinero del mundo que son profundamente infelices, porque el costo que han tenido que pagar por esa fortuna ha sido entre otras cosas: perder el amor de la persona amada, distanciarse irremediablemente de los hijos o haber perdido la integridad personal a costa de haber hecho “un buen negocio”. Éxitos.
Página web: virtusinstitute.com
Blog: http://virtusinstitute. wordpress.com
Email: vcordon@virtusinstitute.com
Twitter: virgiliocordon
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de PERSPECTIVA.