El 2015 ha sido el año en que los países, particularmente latinoamericanos, han buscado dar forma y adoptar una agenda de desarrollo que se basa en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
Los ODM se establecieron en el 2000 con el fin de alcanzar ocho objetivos de lucha contra la pobreza para el 2015. Desde entonces, se han conseguido mejoras muy importantes con relación a la consecución de estos. Sin embargo, para el caso de Guatemala los avances aún no son los deseados.
Como un compromiso impostergable, el Gobierno de Guatemala se adhirió en el 2006 al cumplimiento de estos objetivos. Entre los cuales está el erradicar la pobreza y el hambre en Guatemala. Esto a través de la reducción a la mitad del porcentaje de personas que viven en pobreza extrema y las personas que padecen hambre.
Si bien este porcentaje se redujo, el avance del cumplimiento de la meta solo ha mejorado de manera acumulada en 32%, según el tercer informe sobre el cumplimiento de los ODM publicado en el 2010.
Lo deseable e ideal sería que gracias a los ODM se produzcan verdaderos cambios en la vida de los guatemaltecos y, con un fuerte liderazgo y rendición de cuentas, estos progresos pueden hacer crecer al país hacia un desarrollo sostenible».
Guatemala ha buscado adherirse y comprometerse con una agenda de desarrollo pero sin buscar una visión común hacia el cumplimiento concreto de las metas que permitan alcanzar un desarrollo sostenible. Esto no podrá lograrse hasta que se alcance un consenso y se definan claramente las metas a corto, mediano y largo plazo donde se definan actores y estrategias para lograr los objetivos urgentes.
Para ciertos países latinoamericanos, los ODM demuestran que las metas funcionan y han ayudado a erradicar la pobreza en algunos casos, pero no en todos.
Este año los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que las Naciones Unidas están definiendo como parte de la nueva agenda de desarrollo sostenible deben concluir la labor realizada y garantizar que nadie se quede atrás. Esta agenda, se presentará durante el presente mes en la Cumbre sobre el Desarrollo Sostenible.
El proceso para llegar a un acuerdo sobre la agenda para el desarrollo después de 2015 está dirigido por los Estados Miembros. La agenda ha recibido numerosas aportaciones, en particular una serie de ODS, propuestos por un grupo de trabajo abierto de la Asamblea General, el informe de un comité intergubernamental de expertos en financiación del desarrollo sostenible, diálogos de la Asamblea General sobre la facilitación de la tecnología y muchas otras.
Pero la gran cuestionante es si realmente Guatemala puede adherirse a estas agendas o debe primeramente crear la propia para alcanzar avances tangibles y reales en el corto plazo.
Ante la crisis política que asecha al país, es primordial basarse en las necesidades y carencias inmediatas del país. Definitivamente en este momento es crucial aunar esfuerzos políticos, económicos y sociales bajo una agenda común que busque el desarrollo inclusivo con objetivos claros, medibles y alcanzables.
Lejos de buscar unirse en una agenda de desarrollo junto a otros países con mejores indicadores sociales, la estrategia debe ser diseñar la propia, pero de forma inclusiva con todos los actores y con una agenda clara. Solamente de esta manera la brecha podrá reducirse y visualizar a Guatemala con un rostro social esperanzador y distinto.