Luego de 100 días de gobierno de la actual administración del presidente Jimmy Morales, para nadie es un secreto que estas 2 mil 400 horas de Morales en el poder han sido marcadas por un gobierno sin un plan de trabajo concreto que marque el rumbo correcto. Si bien este Gobierno asumió el mandato claro en el tema de transparencia y combate a la corrupción, existen otros retos que no pueden esperar. Tal es el caso de la situación alarmante de las finanzas públicas.
El Gobierno no cuenta con los recursos suficientes para cumplir con las crecientes demandas del país, claramente en materia de salud y educación.
La estructura de las finanzas públicas se caracteriza por un endeudamiento creciente, el engrosamiento de los aportes constitucionales e institucionales y la acumulación de gastos de funcionamiento, principalmente causado por los pactos colectivos en entidades como el Congreso, educación y salud.
El gobierno de Jimmy Morales se ha enfrentado a una realidad alarmante en las finanzas públicas. Entre las situaciones que han encaminado a esta realidad se mencionan: el cierre de las ventanillas de crédito internacional y una brecha entre ingresos y egresos en 2015 de Q4 mil millones. Aunado a una deuda flotante, principalmente en el Ministerio de Salud. Además de un deterioro institucional de la Superintendencia de Administración Tributario (SAT), ante los escándalos de corrupción de los cuales fue foco. Esto ha perjudicado en una pérdida de confianza de los contribuyentes en la eficiencia de la institución.
Sin dejar de mencionar los candados presupuestarios que limitan los esquemas de endeudamiento público.
Otro de los aspectos deficientes han sido los niveles de recaudación al primer trimestre. Los resultados indican una cifra anualizada de Q50 mil millones, lo que aún está lejos de la asignación de ingresos tributarios para 2016 que es de Q54.5 millones.
Otra problemática que enfrenta el gobierno es el desorden en materia de gasto.
Se observa la urgencia de ampliar los gastos destinados principalmente en salud. Sin embargo, la situación explicada en materia de astringencia de las finanzas públicas impide una solución más transformadora, y únicamente permite colocar enmiendas insuficientes a las demandas crecientes en salud y educación de los guatemaltecos.
Entre las acciones a destacar para la presente administración, se pueden mencionar los esfuerzos para reformar la Ley Orgánica de la SAT. Pero esta deberá ser sometida a revisión principalmente en relación a la conformación del Directorio de la SAT. Así como las reformas al Código Tributario para el acceso de la SAT a información financiera, pero apegadas al debido proceso y el cumpliendo de la ley.
Pese a estos desajustes en materia financiera, es importante indicar que la perspectiva de crecimiento económico del país para el año 2016 continua positiva. Se estima que el PIB se ubique dentro del rango de 3.1 a 3.9%, superior a la tasa de crecimiento de América Latina y en torno al crecimiento esperado para la economía mundial por los organismos financieros internacionales.
El país continuará creciendo a una tasa similar a la registrada en los últimos dos años. La actividad económica mantiene sus expectativas de crecimiento, lo cual es positivo para el país. No obstante, el crecimiento es una condición necesaria pero no suficiente para el desarrollo del país.
El saneamiento de las finanzas públicas es una materia pendiente aún y prioritaria. Sin recursos nos enfrentamos a una incapacidad para operar y tener una administración pública eficiente. Se requiere elevar la carga tributaria con urgencia, hoy somos el país que menos impuestos recauda en el mundo (10.3%). Esto es insufiente para un país con carencias sociales claras en materia de salud y educación que hoy impiden generar prosperidad para los más de 9 millones de guatemaltecos que viven en condiciones de pobreza.
La prioridad de la agenda política es clara en sanear la situación de las finanzas públicas del Estado. Pero la gran pregunta es: ¿Cómo lo logrará el presidente Morales?
