De acuerdo al informe de la OIT Perspectivas sociales y del empleo en el mundo EN 2016 titulado “Transformar el empleo para erradicar la pobreza”, (WESO, por sus siglas en inglés), más de 36% de la población de los países emergentes y en vías de desarrollo vive en la pobreza, con un ingreso diario inferior a US$3.10 según paridad de poder adquisitivo (PPA).
«Se estima que son necesarios alrededor de US$600 mil millones anuales durante 15 años para erradicar la pobreza extrema a escala mundial al 2030».
Según el informe, el problema de la pobreza crónica no puede resolverse solamente a través de transferencias de ingresos; es imprescindible más y mejores empleos para alcanzar este objetivo.
Se estima que casi una tercera parte de las personas que viven en pobreza extrema o moderada en las economías en desarrollo tienen empleo. Sin embargo, su empleo es vulnerable. En ocasiones incluso no reciben el salario merecido y están concentrados en ocupaciones de baja calificación aunado a la falta de protección social.
En los países desarrollados, un número mayor de trabajadores tiene un empleo asalariado y remunerado, pero eso no los salva de caer en la pobreza.
Para el caso de Guatemala, pese a que la economía creció en los dos últimos años alrededor de 4%, tasa mayor a la obtenida en 2013 y 2014, de 3.0% y 3.7%, respectivamente, el crecimiento del empleo formal determinado por los trabajadores inscritos en el seguro social, fue bajo, de apenas un 1.2%.
Se estima que se crearon en total alrededor de 15 mil nuevos puestos de trabajo, cifra que aún no cubre la oferta de mano de obra en el mercado laboral del país. Para brindar empleo a la población que cada año se incorpora al mercado laboral se requiere la creación de 150 mil a 200 mil. Hoy en día apenas se crea un 10% de lo requerido para que se cubra la oferta requerida de empleo en el país.
Lo anterior demuestra que el crecimiento económico en el país no se traduce en fuentes de empleo, y menos formal y productivo. Por lo cual nos hace cuestionarnos si el crecimiento que se genera en el país no solo es insuficiente, sino que tampoco permite un mejoramiento de las condiciones de vida de la población.
Recordemos que según la Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos ENEI 2-2014, 6.3 millones de personas conforman la Población Económicamente Activa en Guatemala (PEA), de la cual solamente un 4 millones 035 mil 118(66.72%), tiene un empleo en el sector informal y un 2 millones 096 mil 877 (33.28%), del sector formal. Lo anterior deja en evidencia la precariedad y la falta de protección para la clase trabajadora.
Las estadísticas arrojan que al menos 8 de cada 10 personas ubicadas en lo informal residen en el área rural, lo que refleja la precariedad de los ingresos de esta porción de la población. El promedio de salarios a nivel nacional ronda los Q2 mil 207 quetzales, en comparación a los Q1 mil 471 del promedio rural.
Con esos salarios, la población difícilmente pueden adquirir los alimentos para subsistir y hacer frente a sus necesidades. El costo de la canasta básica, precio de los alimentos para una familia de cinco integrantes, a abril 2016, se situó en Q3 mil 589.60 quetzales.
Pero lo anterior no es novedad. La gran cuestionante es si la solución está solamente en crear empleos formales… Efectivamente, si bien la precariedad del empleo en el sector informal es un serio problema, tener un trabajo formal tampoco garantiza un ingreso para vivir en condiciones adecuadas, pues los ingresos no son suficientes para cubrir las necesidades de la población.
El seguro social tiene un registro de 1 millón 26 mil 735 personas inscritas; siendo 850 mil 052 hombres y 413 mil 693 mujeres, cifra que contrasta con los solo 2 millones 096 mil 877 trabajadores del sector formal.
Por lo tanto, la solución de promover empleos formales no es lo perfecto para Guatemala. Es preciso fomentar empleo digno y transformador con salarios de eficiencia que dignifiquen a la población y garanticen su desarrollo.
De lo contrario, caemos nuevamente en empleos que no se traducen en mejores condiciones para la población, seguimos creando fuentes de empleo sin calidad de vida para la población.
