La economía guatemalteca es un caso curioso de las economías en desarrollo. Guatemala no representa los beneficios de un país plenamente entregado a los principios de economía de mercado; no esta óptimamente insertada en la economía internacional, y muchos de sus defensores de la economía de libre mercado buscan protección política para no tener que competir. Esto es importante. Debemos siempre recordar que la competencia es el punto central de justificación de una economía de libre mercado, de ahí nacen todos sus beneficios. Sin embargo, precisamente por esta razón, de su suboptima inserción en la economía mundial por su falta relativa de apertura comercial, Guatemala no sufre de los vaivenes de la economía internacional cada vez mas globalizada. Antes, cuando Guatemala era un país mono exportador, cuando las exportaciones de café representaban la parte fuerte de los ingresos de divisas de Guatemala, se decía que la economía guatemalteca sufría neumonía cuando EE.UU. sufría un catarro. Ya no es asi. Antes, cuando EE.UU. caía en recesión, Guatemala también. En 2009, EE.UU. cayó en casi depresión, y Guatemala tan solo en desaceleración. Esto simple hecho representa un tremendo avance!
Sin embargo, Guatemala no debe pensar que aislarse de la economía internacional es la clave a la transformación productiva y el desarrollo. No es asi. Esa estrategia sería repetir la mal aconsejada estrategia de industrialización por sustitución de importaciones del fracasado modelo de la CEPAL, la Comisión Económica para América Latina de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Guatemala sigue siendo un país altamente coaptado por intereses proteccionistas, cosa que le impide maximizar los beneficios presentados por los esfuerzos de integración económica y globalización que ocurren en regiones económicas importantes del mundo, como lo son EE.UU., la Unión Europea, y Asia, asi como la misma región latinoamericana.
Ahora, no nos debemos de confundir. Guatemala, sobre todo en comparación a su mismo pasado, es una economía abierta, solo que no tan abierta como debe ser. Esto cobra particular importancia por las deficiencias estructurales de la economía interna de Guatemala.
En pocas palabras, como Guatemala esta tan sola parcialmente entregada a los procesos de globalización económica. Gracias a intereses económicos nacionales proteccionistas, el país no sufre como otros pudieran sufrir cuando ocurren contracciones económicas en países desarrollados mercados de exportación, pero, al mismo tiempo, Guatemala no apalanca al máximo para optimizar los beneficios concretos de la globalización cuando la economía internacional, progresivamente mas integrada, crece.
Guatemala debe adoptar una estrategia de desarrollo, basada en el comercio exterior, con una canasta de bienes y servicios de exportación mas diversificada. Cada vez más, el crecimiento mundial depende en gran medida de las economías emergentes. EE.UU. y Europa se encuentran relativamente estancados, en comparación a sus tendencias económicas históricas y el surgimiento de países en vías de desarrollo. La Republica Popular de China (RPC) ya constituye la economía mas grande del mundo, por su tamaño bruto, a pesar de estar muy por detrás de EE.UU., Japón y Alemania, por ejemplo, en cuanto a su nivel de vida. Ademas, la parte fuerte del crecimiento chino depende del mercado Americano. De eso deriva la demanda china de insumos y materias primas de Latinoamérica. Por eso, no cabe pensar que Guatemala debe dirigir sus atenciones principalmente a los mercados asiáticos, pero tampoco los debe olvidar. Una mayor diversificación de su canasta de exportaciones seria lo mas prudente. Esto, a la fecha, no se ha hecho de manera pujante, por lo que la expansión comercial del país se ha quedado relativamente estancado.
Repasemos los datos macroeconómicos. Guatemala crecerá a un ritmo anual de aproximadamente 3.5% en su producto interno bruto (PIB) en el intervalo de tiempo 2014-2019, según datos del Fondo Monetario Internacional. Esto no es suficiente para acabar en tiempo razonable con el 54% de línea de pobreza que sufre el país, según la última ENCOVI, Encuesta de Condiciones de Vida, de Guatemala. Según el Banco Mundial, el valor de las exportaciones guatemaltecas representan aproximadamente el 25% de su PIB, mientras sus importaciones un 35%. Para Costa Rica las cifras son 38% y 42% respectivamente. Sumando para obtener el Índice de Apertura Comercial, Guatemala alcanza un 60% del PIB, versus 80% para Costa Rica.
En otras palabras, para Guatemala el mercado externo no representa la fuerza motriz de crecimiento económico que debería. Y por la misma razón de la alta línea de pobreza guatemalteca anteriormente mencionada, tampoco Guatemala goza de una fuerza motriz interna, como para lograr que el país crezca a las tasas de 6% anual promedio que el país necesita crecer como para lograr la transformación productiva y asi acabar con la pobreza y sus problemas sociopolíticos y económicos asociados. En pocas palabras, Guatemala es el país sin-sin. Sin el motor externo, y sin el motor interno.
¿A que se deben los rezagos guatemaltecos? Si se conforma una economía “centroamericana” de los países Belice, Costa Rica, República Dominicana, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá, Guatemala constituye el 28% de la población, el 21% del PIB regional, pero tan solo el 10% de toda la Inversión Extranjera Directa que viene a la región. Si nos basáramos en un simple modelo de gravedad, las cifras deberían de ser todas cercanas al 28%. Por lo tanto, la economía guatemalteca sufre de rezagos innegables que impactan de manera negativa en su desarrollo.
Repasemos los datos. La economía guatemalteca alcanza un valor en el PIB de $58 mil millones en 2014, y se prevé crecer al nivel de $78 mil millones para 2019, en términos nominales. El PIB por persona se estima en $3,700 anuales para 2014, y se espera que crezca a $4,400 en 2019, una pésima tasa ya en términos nominales, y mucho menos en términos reales. Gracias a una política monetaria relativamente conservadora, la inflación se mantendrá controlada a un nivel cercano al 4%, cosa que habla bien del criterio técnico del Banco de Guatemala en materia de conservadurismo monetario, reflejando la independencia y autonomía del Banco Central, cosa preciosa en el contexto latinoamericano. En cuanto a la estabilidad macroeconómica, y sobretodo monetaria, Guatemala puede ubicarse entre los mejores países de toda Latinoamérica.
Dicho todo lo anterior, no hay nada mas estable que un muerto. Para efectos prácticos, la economía guatemalteca se desempeña poco mejor que un muerto. Crece, pero apenas. Crece lo suficiente como para sacar el país de la categoría de los peores del mundo. Sin embargo, Guatemala crece por detrás del promedio de países en su mismo nivel de desarrollo, que serían los otros países en la categoría del Banco Mundial de países de Ingresos Medio Bajos. Mientras los otros países en la categoría del Banco Mundial de Ingresos Medio Bajos crecen al 4.5%, Guatemala crece al 3.5%, un punto porcentual entero por debajo del promedio de su misma categoría, un pésimo desempeño. En el Consejo Privado de Competitividad, del cual el autor forma parte, se acepta que Guatemala necesita crecer a un ritmo anual promedio de 6%, a lo largo de todos los años. Sin embargo, Guatemala solo ha alcanzado ese nivel de crecimiento una vez en los últimos cuatro décadas. Es obvio que falta una transformación productiva. Esto el país no va alcanzar haciendo lo mismo de siempre, ni con las ideas de siempre, ni con las mismas personas a cargo.
Lo que necesita Guatemala para crecer es una alianza público privada que une los mejores esfuerzos del sector privado con políticas económicas del sector pública basadas en los principios probados de economía de mercado.