Mario Mérida. Escritor, comunicador y docente universitario
Han transcurrido 35 años (07/10/1987) desde la primera reunión a la que asistí, acompañando a los licenciados Roberto Valle Baldizan (+) y Alfonzo Alonzo, delegados por el presidente Cerezo, para dialogar con integrantes de la Unión Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), en Madrid España, y aún no ha permeado en la mente de la generación nacida en esa convulsiva década (1986-1997), el valor de la paz.
La mayoría de los (as) guatemaltecos (as) entre los 30 y 35 años y algunos (as) de mayor edad desconocen o conocen parcialmente las causas del proceso histórico del Enfrentamiento Armado Interno (EAI) y los avatares enfrentados para su finalización (1960-1996), que no pretendo narrar en este artículo.
La coyuntura actual obliga a recordar una de las causas desestimadas u ocultadas hábilmente por algunos historiadores, incluso por el Ministerio de Educación, obligado a reconstruir la historia nacional sin sesgos de ningún tipo.
Conflicto político que terminó en enfrentamiento
Una de las razones del EAI, fue la norma constitucional legada por la Asamblea Nacional Constituyente, que elaboró la Constitución Política (11/03/1945), como corolario de la llamada Revolución de Octubre (20/10/1944), dirigida por militares desafectos al gobierno de Ubico, con el apoyo de un grupo de estudiantes universitarios y tardíamente, por otros grupos de personas. El artículo constitucional al que se hace referencia establece: “…Se prohíbe el establecimiento de congregaciones conventuales y de toda especie de instituciones o asociaciones monásticas, así como la formación y el funcionamiento de organizaciones políticas de carácter internacional o extranjero. No quedan incluidas en esta prohibición, las organizaciones que propugnen la Unión Centroamericana o las doctrinas panamericanas o de solidaridad continental” (Artículo 32).
La prohibición se expresa de manera concreta en la Constitución de 1956 (02/Feb.): “Es libre la formación y funcionamiento de partidos políticos que se normen por los principios democráticos. Queda prohibida la organización o funcionamiento de todas aquellas entidades que propugnen la ideología comunista o cualquier otro sistema totalitario” (Artículo 23.) y en la 1965 (15/Sep.): “Es prohibida la formación o funcionamiento de partidos o entidades que propugnen la ideología comunista o que, por su tendencia doctrinaria, medios de acción o vinculaciones internacionales, atenten contra la soberanía del Estado o los fundamentos de la organización democrática de Guatemala” (Artículo 27).
Paz y proceso democrático
Los esfuerzos por la paz inician con la aceptación y apoyo del gobierno militar al Grupo de CONTADORA PARA LA PAZ Y LA COOPERACIÓN EN CENTROAMÉRICA, constituido en Panamá (09/09/1983) e integrado por los gobiernos de Colombia, México, Panamá y Venezuela; con esto se evidencia el compromiso por el reinicio de la democracia en nuestro país, que inició con la aceptación y el apoyo al triunfo del licenciado Vinicio Cerezo (1986-1990), que heredó del gobierno militar a cargo del general Humberto Mejía Víctores, que además declaro a nivel internacional la neutralidad del Estado guatemalteco en el conflicto centroamericano (1983-1986), decisión censurada por el gobierno norteamericano de la época. Esto con la finalidad de impulsar los compromisos con relación a la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, responsable de la elaboración de una nueva Constitución, la convocatoria a elecciones generales y la entrega de la presidencia a quien resultara electo.
La nueva Constitución de 1985 (05/Mayo) incluyó reformas novedosas, como la anulación de la prohibición acerca del comunismo y sus expresiones: “Libertad de formación y funcionamiento de las organizaciones políticas. El Estado garantiza la libre forrnación y funcionamiento de las organizaciones políticas y solo tendrán las limitaciones que esta Constitución y la ley determinen” (Articulo. 223).
El aporte del Gobierno militar (1983-1986) fue reconocido por propios y extraños. Así lo demuestra el reconocimiento del Grupo de Contadora a la gestión gubernamental del General Mejía Víctores: “Los ministros de Relaciones Exteriores del Grupo de Contadora y los ministros de Relaciones Exteriores del Grupo de Apoyo, reunidos en la Ciudad de Guatemala con ocasión de la toma de posesión del presidente Vinicio Cerezo… consideran de justicia reconocer esa contribución invalorable de Guatemala al proceso de paz en la región que fue posible por el espíritu de comprensión y de buena voluntad del gobierno presidido por el general Oscar Humberto Mejía Víctores, y así deseamos dejar testimonio de ese reconocimiento”. Firmado por y entregado por los cancilleres centroamericanos antes de entregar la presidencia (14/01/1986).
Una de las primeras acciones de política exterior del presidente Cerezo, fue anunciar a la comunidad internacional la reconceptualización la posición neutralidad guatemalteca heredada del gobierno de Mejía Víctores, como “NEUTRALIDAD ACTIVA”, la cual explicó y propuso a los presidentes centroamericanos.
La paz, pilar del desarrollo
La adhesión de los presidentes de C.A dio un impulso a Los Acuerdos de Esquipulas I (25/05/1986) y II (07/08/1987), que dieron paso a la primera reunión con la URGN en Madrid, España (07/10/1987), planteándoles: “Amnistía para los insurrectos, Previa deposición de las armas e Incorporación a la actividad legal y política”, contraproponiendo a su vez: “El desmantelamiento de las estructuras de control poblacional, Patrullas de Autodefensa Civil y Polos de Desarrollo”.
Desafortunadamente, los Acuerdos de Esquipulas fueron usurpados por el presidente de Costa Rica Oscar Arias, logrando el otorgamiento del premio Nobel de la Paz (17/12/1987), mediante el lobby de la cancillería de ese país, que le acreditó internacionalmente el plan de paz promovido por el presidente Cerezo, que no se hubiese logrado, sin el apoyo de los presidentes centroamericanos.
El reconocimiento del Comité Noruego del Nobel a Arias sorprendió a la comunidad diplomática centroamericana y Latinoamericana, tanto o más de lo que, asombró al mundo el otorgamiento del nobel de la paz al presidente Obama (2009), quien no fue precisamente un defensor de la paz ni un humanista, como lo demuestra el mantenimiento en guerra a EE.UU durante los dos periodos de su gobierno. Al respecto la BBC, News Mundo, público una nota ironizando el premio: “Barack Obama, el premio Nobel de la Paz que se convirtió en el primer presidente de EE. UU. en pasar sus dos periodos completos sin un solo día sin guerra” (2017).
El ejército mantuvo el apoyo a la agenda de paz propuesta por el Grupo Contadora (1983), con los matices aplicados por el presidente Cerezo que provocaron más de una inconformidad en algunos miembros del ejército, que veían el proceso de paz como una rendición inaceptable ante un débil oponente, cuyo único soporte era la denuncia internacional y el apoyo de ciertas organizaciones internacionales, que vino a provocar expresiones de desobediencia denominadas “intentos de golpe de Estado” (11/05/1988 y 08/05/1989), superados mediante sanciones a los indisciplinados.
La nueva visión del presidente Cerezo acera de la paz llevó a reorientar la política de Defensa del Estado, que incluyó una estrategia concreta para las negociaciones de paz; una amnistía con el fin de disminuir la pérdida de vidas humanas; campaña para estimular la deserción de los combatientes permanentes, las Fuerzas irregulares locales (FIL), bases de apoyo de la guerrilla y el relanzamiento del programa de retorno de refugiados aposentados en México.
El proceso de paz iniciado por iniciativa del Grupo de Contadora (1983), finalizó trece años más tarde durante el primer año del gobierno del presidente Álvaro Arzú (1996-2000). Que este ínterin ocurrió el llamado “Golpe técnico” propiciado por el presidente Serrano para alejarse de las presiones políticas y corruptas. Este rompimiento del orden constitucional sucedió a la mitad de su mandato. Sin embargo, hay que reconocer que el proceso de paz tuvo un salto cualitativo los primeros años de su gobierno, con la invitación a la ONU para mediar en el proceso de paz. Lo demás es historia.
