Mario Mérida. Escritor, comunicador y docente universitario
A nivel internacional se ha llegado a tolerar la idea de que los gobiernos de Nicaragua, Honduras y otros países de la región centroamericana. existen fuertes movimientos de izquierda o algo parecido a lo que fueron las izquierdas -grupos armados- latinoamericanas en el pasado, que trataron de tomar el poder por la vía de las armas siguiendo el ejemplo de la alicaída revolución cubana, primero. y después la decadente revolución nicaragüense. La verdad es que las condiciones de los países citados no describen movimientos sociales capaces de emparentarlos con los partidos socialistas, marxistas o comunistas latinoamericanos.
Algunos expertos asumen que Lula triunfó en las elecciones de brasileñas por su planteamiento orientado hacia “el progresismo[1]”, versus las políticas de extrema derecha de Bolsonaro. Sin estar completamente de acuerdo, es consecuente aceptar que el triunfo de Lula se debe en gran parte a la organización y dinámica movilización del Partido de los Trabajadores, dirigidos por Lula, como lo comenta Roberto Andrés (Octubre/2022) en su artículo La resurrección de Lula y los nuevos desafíos del lulismo[2](*), en el que describe de manera general la estrategia de Lula en los últimos años: “Lula y el PT han hecho bien lo que mejor saben hacer: articular, negociar y hacer campaña. A partir del año que viene, tendrán el reto de reconstruir un país destrozado, dialogar con un Congreso cuya política «fisiológica» tradicional se ha radicalizado hacia la derecha, y dar un rumbo a un gobierno formado por una coalición heterodoxa”.
Lula trazó una estrategia impensable -similar a la operación de Entebbe[3]– , pero no irrealizable, como lo fue buscar una gran alianza, que incluyó a antiguos adversarios y exaliados, entre estos el expresidente Fernando Henrique Cardoso (FHC), con miembros del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB, centroderecha. Además de restablecer relaciones con los líderes del Movimiento Democrático Brasileño (MDB) que habían votado a favor de la destitución de Dilma Rousseff en 2016 y nuevos líderes de la izquierda” (*).
Lo único cierto, es que la situación ideológicamente polarizante en la que Lula recibe el país no es para nada halagüeña, como tampoco lo hubiese sido para Bolsanaro según los votos obtenidos por los contendientes -Lula: 50.9% (60,345,999) y Bolsonaro: 49.1 (58,206,354)- en las elecciones presidenciales.
Uno de los desafíos para el nuevo presidente será lograr márgenes aceptables de gobernanza, con los votantes de Bolsanaro y mantener el optimismo de quienes le dieron el triunfo electoral, con base en una sustantiva mejora en los ingresos de los brasileños, particularmente en la “parte media de la pirámide poblacional, en la que se encuentra un 40% de la población, que vio caer su cuota de ingresos de 34% a 32%” (*)
El segundo desafío, es reducir el riesgo del debilitamiento de la alianza orgánica. César G. Calero (octubre/2022)[4], aporta información que valida este planteamiento: “El Partido Liberal de Bolsonaro es ya la primera fuerza en ambas cámaras (98-99 diputados y 14-15 senadores, con datos todavía parciales). Solo la probable fusión de dos grupos parlamentarios, União Brasil y el PP (derecha), le quitaría al PL esa condición dominante”.
Y, un tercer reto es mantener la gobernabilidad sin sacrificar la gobernanza, cruzada que será difícil y compleja por lo que observamos en la actualidad: “En un mensaje claro a sus fieles más radicales, que llevan desde la madrugada del lunes bloqueando centenares de vías a lo largo y ancho del territorio, el presidente Bolsanaro manifestó también que enviaba este mensaje «por su bien». “No piensen mal de mí”, agregó, mientras instaba también a trasladar la protesta a otros sitios porque «hace parte de nuestra democracia». (France 24. 02/11/2022[5]).
Las izquierdas guatemaltecas
Hasta la fecha no se conoce la autodenominación de izquierda, socialista, comunista o marxista por algunos de los partidos, comités o movimientos políticos que pretenden optar a cargos públicos -presidente, diputados y alcaldes-. Sin embargo, creo que es momento para que estas corrientes de pensamiento se visibilicen y presenten sus propuestas. Lejos están los días de la prohibición, para: “… la formación y funcionamiento de organizaciones políticas de carácter internacional o extranjera…” (Art. 32[6]), que continúo vigente en las constituciones de 1956 y 1965, hasta desaparecer en la Constitución democrática (1985), en que: “El Estado garantiza la libre formación y funcionamiento de las organizaciones políticas y sólo tendrán las limitaciones que esta Constitución y la ley determinen” (Art. 223).
A la fecha no se percibe ningún liderazgo o interés de los partidos o grupos sociales y políticos, identificados de izquierda por analistas y politólogos, para convocar a la formación de un frente amplio con mayor posibilidad de triunfo en las elecciones, producto de la pérdida de credibilidad en los procesos electorales anteriores y por la falta de resultados de quienes han gobernado el país o dirigido las municipalidades desde el retorno a la democracia (1986). Tampoco se espera que la derecha lo intente, Así que iremos a las elecciones con 27 o más partidos.
Las posiciones ideológicas deben generar debate, no conflicto… y menos guerras
[1] Ideología y doctrina que defiende y busca el desarrollo y el progreso de la sociedad en todos los ámbitos y especialmente en el político-social.
[2] Nueva Sociedad. https://nuso.org/articulo/Lula-Brasil/
[3] Misión de rescate de rehenes llevada a cabo por Fuerzas de Defensa de Israel en el Aeropuerto de Entebbe, Uganda,4/julio/1976
[4] El Congreso Nacional, la nueva espada de Damocles sobre Lula. https://www.publico.es/internacional/congreso-nueva-espada-damocles-lula.html
[5] https://www.france24.com/es/am%C3%A9rica-latina/20221102-el-bolsonarismo-se-hace-sentir-entre-manifestaciones-y-bloqueos-tras-la-victoria-de-lula?ref=tw_i
[6] La vigencia del contenido ideológico del artículo 32 en las Constituciones 1945, 1956 y 1965 sustento en parte el alzamiento armado, pero a su vez fue la base constitucional para combatirlos”.