Según el Banco Mundial, de todas las solicitudes por patentes en el mundo, el 34.4% se dan en China, el 23.9% se dan en Estados Unidos, el 2.6% se dan en Alemania y el 4.9% se da en Japón. De los patentes que se sacan en cada país nombrado, solo en Estados Unidos se dividen en partes iguales el porcentaje de patentes solicitados por residente (50.4%) y no residentes (49.6%). En el caso de China, el 85.4% de los patentes solicitados en ese país provienen de residentes, en Alemania, el 75%, y en Japón el 82.7%. Estados Unidos tiene la participación segunda mas alta de solicitudes de marcas registradas por no residentes, en 20.7%, versus 6.2% en China, 12% en Alemania y 21.1% para Japón.
¿Qué significa una alta participación de residentes? ¿De no residentes? Si la gran mayoría de las solicitudes de patentes vienen de residentes, presuntamente nacionales de un país dado, se podría dar la inferencia que la población es bastante innovadora, mucho mas que su población de extranjeros que se encuentran en el país. Sin embargo, sería una inferencia incorrecta. Una alta participación de extranjeros en el total de solicitudes de patentes demuestra una alta confianza en el sistema legal en el que se aplica por la patente.
¿Que es una patente? Una patente se entiende como los derechos exclusivos que un Estado le concede a un inventor de un nuevo producto, para que la invención pueda ser divulgada y explotada comercialmente de manera exclusiva por el inventor por un tiempo limitado. El Estado concede básicamente un monopolio artificial, en reconocimiento de la propiedad intelectual del inventor que se ganó la patente. Como consecuencia lógica, si muchos inventores congregan en un país dado para sacar su patente en ese país, es porque le tienen confianza a su sistema legal, su Estado de derecho, y, en una economía globalizada, el alcance mundial de dicho sistema legal. Eso lo tiene Estados Unidos, pero no hay ninguna razón por la que no lo podría tener los países de Centroamérica.
La competitividad global hoy en día es, en parte, entre sistemas legales, dijo José María Aznar en su visita a Guatemala para el Encuentro Nacional de Empresarios, ENADE 2015. Los sistemas legales pueden conducir a la competitividad, o no. Según el Foro Económico Mundial, son tres las etapas de desarrollo. En la primera etapa, la competitividad nacional se base en factores de producción; se produce y se vende barato. En la segunda etapa, la competitividad se basa en eficiencia, en la producción con cada vez más valor agregado. En la tercera etapa, la competitividad se basa en la innovación, que tan bien se hacen cosas nuevas. De manera de ejemplo, se puede imaginar que en la primera etapa, la competitividad en factores, se produce y vende aguacates. En la segunda etapa, se podría producir aguacates y vender guacamol empaquetado y congelado para exportación. En la tercera etapa, se podría producir aguacates y vender cremas faciales con extracto de aguacate orgánico producido por cooperativas de mujeres.
Obviamente, la competitividad basada en innovación tiene mucho que ver con que tan conducente es el país a la innovación, la invención. Un excelente indicador de la competitividad global de un sistema legal es el numero de patentes y marcas registradas que se solicitan en un país. Tal vez un mejor indicador es el numero de patentes y marcas registradas que se solicitan en un país por parte de extranjeros no residentes del país. En una economía globalizada, los innovadores, los inventores pueden escoger de todo el mundo. Por esto, si buen porcentaje de las patentes que solicitan en un país dado corresponde a no residentes del país en cuestión, se debe de intuir que dicho país es abierto a la innovación global, es un país que captura talento innovador. Ese es el caso de Estados Unidos.
El caso ejemplar para Centroamérica sería el caso del guatemalteco Luis Von Ahn. Von Ahn es guatemalteco, y es el fundador de las compañías Duolingo y Captcha y uno de los pioneros detrás del concepto de crowd funding. Para los guatemaltecos es, con todo derecho, un tema de gran orgullo que un connacional sea uno de los pioneros informáticos de peso de nuestros tiempos. Sin embargo, algunas preguntas pertinentes surgen ¿dónde inventó? ¿dónde innovó? ¿Por qué ahí y no en su país natal? En protección a los derechos de propiedad intelectual, Guatemala, para dar un ejemplo centroamericano, tiene una posición de 91 entre 140 países, o sea peor que el 65% de los 140 países en la muestra mundial utilizada para el Informe de Competitividad Global 2015-2016 del Foro Económico Mundial. El “ranking” de El Salvador fue 98, y el de Nicaragua 128. Aunque Costa Rica, Panamá y Honduras salieron mejores evaluados, estos rezagos en materia de competitividad global de los sistemas legales centroamericanos siguen siendo un reto para el desarrollo de los países de nuestra región, tanto individualmente como regionalmente.