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sábado, abril 12, 2025

Nacimiento de la prisión: La readaptación y reeducación del recluso

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Mario Mérida

La coyuntura, propicia la oportunidad para compartir con los lectores de PERSPECTIVA el artículo VIGILAR Y CASTIGAR (febrero. 2020), titulo del libro publicado por Michel Foucault, acerca de la prisión (1975). Asunto históricamente controversial.

El debate académico sobre el sistema penitenciario esta temporalmente relegado en nuestro país, a pesar de la cotidianidad marcada por la inseguridad y los Estados de Prevención para reducirla y, últimamente los sucesos ocurridos en la granja penal Cantel, Quetzaltenango, que reflejan una vez más la crisis carcelaria en nuestro país.

En declaraciones (2020)  el presidente Giammatei, expresó: “El privado de libertad tiene que trabajar, porque el que no trabaja no come” con esta frase el presidente de la República, Alejandro Giammattei, aseguró que a partir de la próxima semana iniciará el proyecto para que los privados de libertad trabajen desde las cárceles y no cometan más hechos ilícitos”

También adelantó que esta nueva disposición “… comenzará en la cárcel de Orientación Femenina COF, donde se abrirá la primera maquila, para que toda la ropa de cama que se utiliza en el Ministerio de Salud Pública, sea hecha en esta prisión” [1]. Lo expresado por el presidente Giammatei, para algunos es irrealizable, en tanto que para los estudiosos de los sistemas carcelarios es factible.

Faucher L, en su libro DE LA REFORME DES PRISONS (1838) citado por Fouché, propuso que la jornada de trabajo de los reos iniciará “a las seis menos cuarto en verano y a las siete menos cuarto en invierno”. Recomendaba Faucher, que inmediatamente después de comer se debían “formar por talleres y marchar al trabajo, que debe comenzar a la seis en verano y a las siete en invierno”.

Uno de los temas centrales que también se discutió en esa época (1840) fue la propuesta de remuneración al reo, planteada a partir de que “si una retribución recompensa el trabajo en la prisión, quiere decir que esté no forma realmente parte de la pena, y el detenido puede, por lo tanto, negarse a realizarlo”.

El presidente Giammatei indicó, que el trabajo de los reos (as) iniciará pronto en las cárceles del país.  Su propuesta es que estas -las cárceles- produzcan “productos para los hospitales y para el sistema educativo, tal es el caso de ropa de cama y escritorios”. Acotando que “Un preso cuesta Q50.00 al día, el que quiera comer en la cárcel debe trabajar”.

El gobierno norteamericano administra un programa de empleo de reos, descrito ampliamente por BETH SCHWARTZAPFEL[2], en el que explica el programa federal de Certificación para la Mejora de la Industria Penitenciaria, por sus siglas en inglés PIE (1979). Esta fue la primera vez que se prohibieron los programas de arrendamiento de los convictos, que les permitió a las compañías con fines de lucro utilizar a los presos como empleados.

El estudio resalta datos interesantes, que explican las bondades del programa, como, por ejemplo: “Aproximadamente la mitad de todos los ciudadanos estadounidenses encarcelados -870,000 presos- trabajan tiempo completo mientras cumplen su sentencia”; “El salario promedio en las prisiones estatales es de 20 centavos por hora y en las federales, es de 31 centavos por hora”.

“A pesar de las condiciones y la paga, la mayoría de los presos quieren trabajar. Un trabajo les brinda un lugar seguro para estar durante horas todos los días, proporciona un descanso de la monotonía de la vida en la prisión y, en la mayoría de los estados, pone unos dólares y centavos en su cuenta de la tienda”.

La implementación del empleo a reos tendrá que hacerse como parte de una política orientada a cumplir en el artículo 19 de la Constitución (1985), que implemente un programa orientado a “la readaptación social y a la reeducación de los reclusos” mediante el empleo productivo, recibiendo a cambio un estipendio -no un salario-mientras cumpla con los requisitos y exigencias del programa. Los candidatos tendrán que ser aquellos privados de libertad por delitos con penas entre 1 hasta 15 años, y una edad promedio entre 20 a 45 años, es decir personas capaces de adaptarse socialmente.

El problema no se soluciona con adoptar el modelo dominicano impulsado por el licenciado Roberto Santana y ex rector de la UASD y, quien vino a descubrir que el sistema penitenciario esta “colapsado y demanda un cambio sustancial”. Tampoco, son viables otros modelos como el de Auburn o Filadelfia.

Fouché, explica que el modelo Auburn -monástico- “prescribe la celda individual durante la noche, pero bajo la regla del silencio”. Es decir, los reos deben convivir diariamente”. Mientras que el modelo Filadelfia, apela al “aislamiento absoluto”. La readaptación se produce a partir que el detenido pondera internamente el daño ocasionado”.

«Nuestro país, tiene que crear su propio modelo en función de la variedad de delitos y tiempos de condenas».

Instaurarlo, es el desafío de este y cualquier otro gobierno en el futuro. Quizás más adelante el 70% de los reos actuales, sean sujetos de un programa en donde además de trabajar y recibir un estipendio, también acorten su tiempo de cárcel o la posibilidad de gozar de un régimen de confianza más amplio.


[1] https://mingob.gob.gt. 21/02/2020

[2] (APR. -12-2018), en un estudio titulado “LA ESCLAVITUD MODERNA EN LA FUERZA LABORAL EN LA PRISIÓN DE ESTADOS UNIDOS. ORIGINAL”

 

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