Las encuestas tratan aún de cifrar el fenómeno Trump, mientras renuevan la metodología de datos políticos.
Según una de las famosas empresas encuestadoras ubicada en Washington DC, publicó que Donald Trump asume su primera semana como nuevo de Presidente de Estados Unidos con un porcentaje muy bajo de aprobación que la era de las encuestas políticas haya publicado. También, se acompañó de marchas de mujeres para recordarle a Trump sobre el espíritu de la democracia, el homenaje a los campeones de los derechos humanos, la dignidad y la justicia, y sobre todo recordarle la diversidad de la población americana. No obstante, me llamó la atención una reflexión que hacía un colega muy querido en redes sociales, ¿Por qué estas marchas, o manifestaciones multitudinarias no son suficientes para ganar elecciones? Esta pregunta me hace replantearme nuevamente el estudio de las protestas analizado por Mica White en su libro “ The End of Protest” ( fin de la protesta) que nació producto de lo vivido en el movimiento “Occupy Wallstreet”; y a la vez lo uniría para darle sentido, con el commodity más valioso de la economía digital “ la confianza”.
Llega un quiebre en dónde los nuevos fenómenos políticos y económicos ya no pueden respaldarse en teorías que no tienen carácter evolutivo, ya qué únicamente se enfoca en darle sentido filosófico, más no termina de interpretar o describir los fenómenos. Es decir, no le hecharía toda la culpa por ejemplo a los padres fundadores de la sociología o a los grandes clásicos, pero recordemos que estos jamás tomaron en cuenta la era digital y el internet iba a reemplazar muchas de las cosas obsoletas de la vida, y que rápidamente nos introducen a la «uberización de la economía» sin que muchos nos demos cuenta. Hasta el mismo economista Thomas Piketty ha cuestionado el índice de GINI, el famoso índice que permite medir la “desigualdad”. Es cierto, que se viven tiempos de un descontento generalizado, y peor aún, de poca o nula confianza hacia las instituciones, el sistema político, hasta con nuestros vecinos. “el descontento” genera muchas veces señalar a los culpables, y esto no necesariamente sea canalizado de forma racional, sino más bien tiende a ser desmedido.
La sociedad demanda simpleza, lo vemos en la economía complementaria, dónde sólo un click nos acerca a tener servicios y productos de calidad y eficientes, dónde la transparencia es un hecho al tener toda la información disponible. Con el uso frecuente, nos da el sentimiento de la confianza, la confianza decía un mi profesor experto en globalización es difícil, ya que es local y muchas veces no hay segunda oportunidad para cambiar impresiones. La política carece de confianza, se aleja al ciudadano con discursos poco sensibles, sin conexión emotiva. «Lo correctamente propio« está siendo reemplazado por la «impropio”, el marketing político se está convirtiendo caja de resonancia de los antivalores como consumo emotivo atractivo que apela a la realidad, pero que todos callan por el qué dirán. Más allá del «nativismo» impulsado por el fenómeno Trump, el sistema de los antivalores es lo más peligroso, ya que se pretende naturalizar la violencia en la sociedad y a través de una cultura discriminatoria y eso para nada está bien. #MakeAmericaGreatAgain significa hacer de los Estados Unidos un peor lugar para las personas vulnerabilizadas. Esto es dirigido a todos, no solo sí usted es latino. La sociedad en la que vivimos es poco inclusiva y se resiste al cambio. Pero sigue siendo la sociedad en la que vivimos. Y esto, aún es muy poderoso y es por eso que continúa siendo necesario leer a los clásicos para comprender a las sociedades de valores arcaicos.