Uno de los retos al tratar de ayudar a alguien a salir de deudas es el que miren esta experiencia como una experiencia de aprendizaje. Muchas veces nos encontramos agobiados por la situación de nuestras finanzas sin ver la luz al final de la carretera, donde habrá más tranquilidad en nuestra vida. Sabiendo que van a salir de las deudas, siempre insisto en comentarles que este viaje puede enseñarles mucho. Que sólo por pensar que es un camino muy largo, no tiene por qué ser tortuoso o no disfrutarse. Proceso a explicarle por qué.
El poner nuestras finanzas en orden nos enseña sobre disciplina. La disciplina es uno de los valores fundamentales del éxito. Está demostrado que conocimiento sin disciplina no obtiene resultados. Las finanzas personales son precisamente de ser disciplinados. No existe otra opción.
El segundo aprendizaje es sobre la vida frugal. Muchas veces hemos llegado a las deudas a través de solucionar nuestro día a día con dinero. En lugar de ponernos a cocinar salimos a comer. En lugar de caminar de un lugar cercano a otro utilizamos el carro. En lugar de invitar a una cena en casa salimos a cenar con amigos. En lugar de ver una película en casa salimos al cine. Así sucesivamente se desarrolla esta actitud que termina en un vicio. Cuando es momento de recortar gastos aprendemos a valorar todo esto que siempre tuvimos pero que olvidamos.
Finalmente, un tercer aprendizaje, gratitud. Puede ser que el dinero en este momento no abunde, pero por lo menos está vivo y puede hacer algo para solucionar el reto. Llegará el día en el que abunde y le traerá tranquilidad. Mientras tanto una deuda nos puede enseñar a ser agradecidos con lo que ya tenemos. Sea un par de zapatos, sea un techo, sea la familia, o sea un objeto. Todo esto lo tenemos hoy y es de nosotros. Al final recuérdese que hay cosas que el dinero no va a comprar nunca y estos regalos siempre están con nosotros. Este es el amor de las personas que nos rodean. Como dice el dicho, un hombre con amigos es un hombre rico.
Fuente: emprenderioja.es
