La deuda que el Estado continúa sin solventar al IGSS y Banguat no se incluye en los datos oficiales de la deuda pública y el déficit fiscal, esto significa que los indicadores y proyecciones económicas para el país no son certeros.
Redacción Perspectiva
Para muchos expertos en economía, el análisis de los indicadores económicos que se utilizan para establecer tendencias y proyecciones resulta engañoso para comprender el caso de Guatemala. Los indicadores nos arrojan datos alentadores que no concuerdan con la situación económica del país.
De acuerdo con un reporte presentado por Daniel Fernández de El Economista, revista de análisis económico de la Universidad Francisco Marroquín (UFM), el Producto Interno Bruto (PIB), uno de los principales indicadores a nivel mundial, resulta engañoso para el análisis de la situación de nuestro país.
La principal razón para qué el PIB no sea un indicador confiable para comprender el comportamiento de la economía nacional es que la deuda pública y el déficit fiscal son mucho mayores a las cifras oficiales.
De acuerdo con Fernández, “el Estado de Guatemala no reconoce todas la deudas que ha contraído” señala el economista. La deuda multimillonaria con el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) y con el Banco de Guatemala (Banguat), modifica sustancialmente la dimensión de los indicadores.
A pesar de que en diversas ocasiones se habla de la deuda del Estado con las dos instituciones mencionadas. El estado no registra el balance de los montos acumulados. A pesar que el IGSS y el Banguat han solicitado reiteradamente sea reconocida la deuda.
Fernández, la llama “deuda escondida” porque no aparece en las cuentas públicas oficiales. En consecuencia cuando se calcula la deuda sobre el PIB, el monto que adeuda al IGSS y al Banguat no se toma en cuenta. De esta manera, el Estado aparece mucho más solvente resultando engañoso.
Para el 2018, la deuda que el Estado tenía con el IGSS ascendía a Q44,000 millones y se calcula que para este año la deuda rebasa los Q54,600 millones. En el caso de la deuda del Estado con el Banguat, es de Q 28,800 millones.
El monto total de ambas deudas es de Q76, 600 millones en el 2019 y sorpresivamente es casi la mitad de la deuda que el Estado reconoce. Como vemos esta alarmante deuda debe ser analizada a la luz de los parámetros oficiales de la deuda pública de Guatemala que a finales del 2019 ascendía al 26.6% del PIB.
Fernández, realizó un análisis de la suma de la deuda oculta del Estado y la deuda oficial que arroja una deuda total de 39.6% del PIB o 374% sobre ingresos fiscales. Es evidente la diferencia significativa al incluir o excluir la deuda al IGSS y Banguat de parte del Estado.
Guatemala se presenta con una de las deudas menores de la región centroamericana pero al considerar los montos reales nos encontramos por debajo del promedio junto a Panamá y Honduras.
Maquillar las cifras sobre la deuda pública es un peligroso mecanismo implementado por el Estado y que genera un efecto adverso a la inversión pública además del continuo endeudamiento. El enorme préstamo aprobado por el Congreso de la República para hacer frente a la pandemia del COVID-19, parece desconocer el efecto de la deuda oculta al tomar esta decisión.