En enero de 2018, se agregó oficialmente la palabra “hangry” al Oxford English Dictionary. La unión de hungry y angry (hambriento + enojado= hungry) se define como “mal carácter o irritabilidad como resultado del hambre”. Muchos de nosotros conocemos el sentimiento, y las investigaciones demuestran que nos lleva a tomar decisiones más arriesgadas e impulsivas.
Dejando esto de lado, el hecho de tomar buenas decisiones es una habilidad fundamental para los emprendedores. Cada día trae consigo una ola de opciones, desde contratación de personal hasta las características del producto y los planes de marketing. Como fundador y CEO de JotForm, sé que tomar decisiones es una de las cosas más difíciles de mi trabajo. La tecnología y los mercados evolucionan a la velocidad de la luz, y hay muchísima información que sopesar en cada elección que tomamos.
La buena noticia es que aprender a tomar mejores decisiones nos ayuda a trabajar de forma más productiva, a manejar el estrés, a evitar la fatiga y a sentirte más satisfecho con tu negocio y con la vida.
La razón por la que nos cuesta tomar decisiones
Probablemente hayas escuchado el término “fatiga de decisiones”, algo que pasa cuando agotamos nuestro suministro finito de autocontrol. Conforme avanza el día y tienes que decidir más cosas, cada decisión se vuelve más difícil. Eventualmente, tu cerebro se rebela y toma uno de dos atajos: o actúa de forma impulsiva o evita la decisión por completo.
“La fatiga de decisiones ayuda a explicar por qué las personas sensatas se enojan con sus colegas y familias, derrochan dinero en ropa, compran comida chatarra en el supermercado y no pueden resistir la oferta del concesionario de proteger su auto nuevo” escribe John Tierney en The New York Times. “No importa qué tan racional e inteligente intentes ser, no puedes tomar cientos de decisiones sin pagar el precio biológico”.
Un buen comienzo es reducir la cantidad de decisiones que necesitas tomar. Es la razón por la que tantos emprendedores usan la misma ropa todos los días, comen lo mismo y tienen rutinas predecibles.
Como fundadores, también necesitamos habilidades prácticas. En los últimos 14 años he descubierto que cuando trabajo con mi cerebro, en lugar de luchando contra la biología y la naturaleza humana, tomo mejores decisiones. Aquí te comparto siete técnicas que pueden ayudarte a tomar decisiones mas inteligentes y efectivas.
1. Elige lo que sea ‘suficientemente bueno’
Si alguna vez te has pasado la noche del sábado navegando entre Hulu, Amazon, Netflix y iTunes para encontrar una película que ver con tu pareja, entiendes por qué el hecho de tener más opciones nos hace menos felices. Es un fenómeno que el psicólogo Barry Schwartz describió en su libro The Paradox of Choice: Why More Is Less, en 2005.
Según Schwartz, puedes eludir esta paradoja conformándote con «lo suficientemente bueno”. Tal como escribe Olga Khazan en The Atlantic, “la gente que suele hacer esto se les llama ‘satisfechos’ y son constantemente más felices, y Schwartz encontró que los ‘maximizadores’ sienten que deben elegir la mejor opción posible”.
Dirigir un negocio implica tomar muchas decisiones grandes. Aplica tus mejores pensamientos y tus valores personales a las elecciones más importantes, y para lo demás, confórmate con lo que sea ‘suficientemente bueno’.
2. Busca velocidad
En 2016, Jeff Bezos, CEO de Amazon, le escribió una carta a sus accionistas diciendo “la mayoría de las decisiones probablemente deberían tomarse con un 70% de la información que se desearía tener. Si esperas por 90 por ciento, en la mayoría de los casos, probablemente estés siendo lento”.
Cuando hay muchas cosas en juego, es fácil retrasar la toma de una decisión importante, o de intentar conocer cada mínimo detalle que pudiera afecta tu decisión. Y en la mayoría de los casos, yo creo que Bezos tiene razón. Reúne toda la información que puedas para tomar una decisión informada y luego, déjalo ir.
3. Imagina el peor escenario posible
Podemos agradecer a los antiguos estoicos por este enfoque, que significa visualizar los grandes problemas antes de que sucedan, y luego trabajar de ahí hacia atrás para tomar la mejor decisión posible. Por ejemplo, imagina que estás considerando hacer un lanzamiento de producto. ¿Qué es lo peor que podría pasar? Si tomaras la misma decisión, ¿cómo podrías evitar este escenario? O puede que este ejercicio te convenza de mover la fecha del lanzamiento.
4. Sopesa tus opciones
Por lo general, solemos percibir las opciones como binarias: vainilla o chocolate, derecha o izquierda. Sin embargo, en los negocios no suele ser así de simple, y las opciones no suelen tener el mismo peso. Cuando te enfrentes a una decisión difícil, asegúrate de que ambas opciones tengan el mismo valor, que realmente sean dos lados de la misma moneda. Por ejemplo, puede que la opción A te pueda generar un aumento masivo en tus ganancias mientras que la opción B tenga un límite del 5 por ciento. Generalmente descubrirás que una opción tiene mucho más potencial, incluso si hay riesgos involucrados en el proceso.
5. Ponlo en papel
La clásica lista de pros y contras existe por una razón. Poner tus pensamientos en papel puede darte claridad. Tal como escribe Chris Charyk en el Harvard Business Review, estas listas promueven un pensamiento riguroso, lo que “minimiza la probabilidad de que se hayan pasado por alto factores críticos”. También ofrecen algo de distancia emocional de las decisiones que tienes enfrente. Sólo manténte alerta de los sesgos cognitivos. Estos errores mentales comunes, como hacer ancla, el miedo a la pérdida y el sesgo de confirmación puede llevarnos a tomar decisiones irracionales.
6. Piensa en corto
Cuando los emprendedores crean el mínimo producto viable, suele funcionar tomar la mínima decisión viable. Pregúntate: ¿cuál es la decisión más mínima que podría tomar en este momento? Por ejemplo, si estás considerando mudarte de ciudad, no sólo empacas tus maletas y te vas, sino que lees blogs de viaje y revisas historias. Hablas con la gente que vive en la ciudad a la que quieres ir. Lees un libro sobre la ciudad y buscas un espacio en donde puedas trabajar.
7. Consulta con gente en la que confías
Muchos de nosotros compartimos las decisiones que tenemos que tomar con nuestros amigos, colegas y familiares. Es un paso muy útil que puede ofrecernos una nueva perspectiva. También puedes usar la reacción de otros para evaluar tus instintos. Por ejemplo, si uno de tus colegas está de acuerdo con que te deberías de mudar a tal ciudad, y te sientes motivado y apoyado, probablemente, en el fondo, lo que quieres es mudarte. Si no estás de acuerdo con su opinión, entonces no estás listo para hacer las maletas. Sólo ten cuidado de no permitir que otras personas, sobre todo aquéllos a los que respetas y admiras, te convenzan de algo en lo que no crees o que no quieres hacer.
Fuente: Entrepreneur