La franquicia y la licencia de marca son figuras que pueden parecerse y hasta confundirse, opina Juan Manuel Gallástegui, director de la firma Gallástegui Armella Franquicias.
Por ello es importante hacer una diferenciación de ambos conceptos para saber cuál conviene más, según los objetivos que se persigan.
El primer punto a considerar es que en una franquicia encontramos a dos jugadores: el franquiciante y el franquiciatario. «Y en esta figura el franquiciante le va a transferir al franquiciatario una licencia para usar una marca cuyos alcances están perfectamente delimitados en el contrato y le va a transmitir una serie de conocimientos que le permitan al franquiciatario conjuntamente con la marca comercializar bienes y servicios con uniformidad«, explica el experto.
En pocas palabras, de forma muy concreta, la franquicia es la réplica ordenada, uniforme de un concepto exitoso con base a la licencia de uso de marca y a la transmisión de conocimientos de operación, ahonda Gallástegui.
En cambio, en la licencia de marca, se tiene a un licenciante que es el titular de los derechos de explotación de una marca, ya sea el dueño o a quien se le haya concedido el derecho de explotar la marca, el licenciante, y le va a dar al licenciatario el derecho de usar la marca. Aunque no le da conocimiento y no le pide una forma de comercializar la marca.
Aquí es donde se encuentra una diferencia sustancial: «La franquicia exige, por parte del franquiciante, capacitación, entrenamiento, asistencia técnica permanente. Lo que no se da en la licencia».
«Te permito que uses mi marca, incluso puedes llegar a fabricar productos con esa marca bajo los requerimientos que yo te establezca, pero no me meto en cómo vas a vender el producto», dice Gallástegui, a modo de ejemplo.
Cabe señalar que las dos figuras tienen una función específica. «Si yo tengo un restaurante y lo quiero replicar con éxito, pues la figura es la franquicia, pero si yo tengo una marca que quiero comercializar algún producto, la mejor figura es la licencia», explica el experto en franquicias.
Así, si el objetivo es permitirle a otro que explote una marca la figura es la licencia y no necesariamente la franquicia. Aunque, cabe aclarar, que una franquicia incluye por ley una licencia de uso de una marca. De la misma manera, las franquicias también pueden adquirir licencias de marca. En este caso pueden combinarse ambas figuras. Todo depende del objetivo que se persiga.
Fuente: Entrepreneur