La Fundación Carlos F. Novella, en colaboración con Cementos Progreso y el respaldo del Ministerio de Educación (MINEDUC), está liderando una impactante iniciativa en San Juan Sacatepéquez. Se trata de un proyecto pionero: la creación de la primera Escuela de Campo, diseñada para certificar las competencias de los agricultores familiares y así empoderarlos como proveedores de alimentos de alta calidad.
Redacción Perspectiva
De acuerdo con la ley de administración escolar, se establece que la Organización de Padres de Familia (OPF) tiene la responsabilidad de abastecer con productos locales a más de 328 escuelas e institutos en la localidad. En este contexto, la Escuela de Campo cobra una relevancia sin precedentes al capacitar a agricultores para cumplir con estos requisitos de abastecimiento.

Ubicada en la casa de atención del vecino de planta San Gabriel de Cementos Progreso, la Escuela de Campo operará en una alianza estratégica que involucra la licencia social y el apoyo del Centro Educativo Estuardo Novella Camacho (CENCA). Este centro educativo será fundamental en el proceso de desarrollo de capacidades necesarias para certificar a los agricultores participantes.
El enfoque de esta iniciativa es claro: lograr mejoras técnicas en la producción local y establecer estándares de inocuidad certificados por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA). Con esta visión en mente, se han construido invernaderos y espacios adaptados para la crianza y manejo de aves, con toda la infraestructura requerida para llevar a cabo las capacitaciones durante un período de 4 meses.

El impacto va más allá de la agricultura; la meta es promover la sostenibilidad de las comunidades al estimular la economía local a través de la ley de alimentación escolar. Esta colaboración ejemplar entre la Fundación Carlos F. Novella, el MINEDUC, el MAGA y otros aliados estratégicos es un testimonio vivo de cómo es posible mejorar las condiciones de vida de la comunidad y fortalecer los lazos comunitarios en San Juan Sacatepéquez.
La Escuela de Campo no solo representa un paso hacia adelante en el desarrollo agrícola y económico de la región, sino que también sirve como un faro de esperanza y colaboración, mostrando cómo el compromiso conjunto puede crear un impacto duradero en la vida de las personas y en la comunidad en su conjunto.
