Este 25 de marzo, diferentes países y personas de todas las denominaciones religiosas, festejarán el Día del Niño por Nacer, cuyo origen es la católica Fiesta de la Anunciación, cuando Jesucristo fue concebido en el seno de María. Poco a poco, el festejo se extendió por el mundo, donde actualmente grupos pro vida concientizan sobre la importancia de respetar la vida del nonato desde la concepción. Días antes, la CIDH debatió un caso impulsado por el lobby abortista.
Roxana Orantes Córdova
El país pionero en festejar el día de forma oficial fue El Salvador, donde hace 30 años se decretó la fecha para celebrar a los nonatos. Argentina, Chile, Perú, Costa Rica y Guatemala son algunos de los países donde se conmemora el día, que tiene como objetivo proteger la vida de todos los niños no nacidos, desde su concepción.
En Guatemala, activistas pro vida realizaron la IV Caminata por la Vida y la Familia en Chimaltenango, el 19 de marzo. En esta actividad participaron cientos de personas de todas las edades y credos, agrupados por la defensa de la vida, contra la eutanasia y en conmemoración del Día del Niño por Nacer.
En esta actividad participó la red de la Asociación la Familia Importa, que el 23 de marzo presentó un Amicus Curiae ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), donde actualmente se debate el caso conocido como Beatriz, que podría tener consecuencias nefastas para la defensa de la vida en los países latinoamericanos cuyas legislaciones protegen la vida desde la concepción.
Caso Beatriz, ante CIDH
Las representantes del estado salvadoreño afirmaron ante la CIDH que el desenlace de este caso tiene el potencial de cambiar radicalmente el rumbo de la protección al no nacido en el continente. «La posición que la corte asuma será definitiva», señaló una de las abogadas del estado salvadoreño.
Por primera vez, la CIDH abordará específicamente la prohibición del aborto como violación de derechos, afirmó a medios internacionales la feminista salvadoreña Morena Herrera. Sin embargo, la misma convención de derechos humanos resalta en su artículo 4:
«Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente»
Tal como resaltaron las representantes del estado salvadoreño, la convención reconoce la condición de «persona» de los nonatos y es de resaltar que las activistas pro aborto que llevaron el caso ante la corte, se refieren a la niña Lilany, quien vivió cinco horas y recibió este nombre de su madre, como «el feto», «el producto anancefálico» y otros apelativos que privan a la pequeña de una identidad humana.
En un live de AFI con Neydy Casillas, del Global Center for Human Rights, se menciona que este caso pone en peligro el derecho a la vida en el continente. Este es otro de los aspectos, ya que las feministas pro aborto consideran que debe privilegiarse el derecho de la mujer a abortar.
¿Quién era Beatriz y por qué se volvió emblema de las feministas?
«Beatriz» es un seudónimo para nombrar a una joven salvadoreña que padecía lupus y varias condiciones derivadas de esta enfermedad. En 2012, con poco más de 20 años, tuvo a su primer hijo, con varias complicaciones.
Pese a las advertencias médicas, la joven decidió embarazarse nuevamente en 2013, y poco después le informaron que el bebé tenía una malformación congénita llamada anencefalia. Es ahí cuando aparecen las abortistas, quienes según Neydy Casillas, constituidas en defensa legal de la joven, se encargaron de sembrar el temor en la madre, argumentando a favor del aborto, que Beatriz solicitó a una corte salvadoreña por medio de un amparo denegado el 28 de mayo de 2013.
El 3 de junio, Beatriz tuvo dolores similares a contracciones y fue sometida a una cesárea, dando a luz una niña con anancefalia a quien llamó Lilany, y vivió cinco horas. Según las feministas y la información del caso de la CIDH: «el feto anancefálico falleció a las cinco horas».
Empero, argumenta Casillas, para Beatriz no era «un feto», sino su hija a la que puso nombre, enterró y lloró, pero sobre todo, pudo tener en sus brazos esas cinco horas.
Aunque las abortistas sostuvieron constantemente que la vida de Beatriz corría peligro por el embarazo, la joven falleció en 2017 como consecuencia de un accidente.
En síntesis, este es el trágico caso que el lobby abortista pretende usar como emblema a través del «litigio estratégico», para incidir en que la CIDH presione a los países latinoamericanos a legalizar el aborto.
Dentro de seis meses, la CIDH tendrá la resolución de este caso, en el que confluyen intereses diversos que tienen un elemento común: para quienes los detentan, los no nacidos no son seres humanos y por ende, no debieran tener derecho a la vida si su madre así lo decide. Esto, pese a que hace años, la misma convención estableció el derecho de los nonatos a vivir y ser protegidos, como cualquier persona.