Durante su informe en la sesión solemne del Congreso, Alejandro Giammattei expresó un optimismo que parece distante de la realidad nacional. Además de la escasa unidad evidente en la actitud de los diputados opositores, el país se mantiene como uno de los últimos en más de un indicador internacional sobre corrupción, ingresos per cápita y derecho de propiedad.
Roxana Orantes Córdova
Alejandro Giammattei se congratuló por los resultados de sus dos años de gestión, durante la presentación del Informe General de la República 2021. Según el mandatario, en el país todo es “miel sobre hojuelas”.
Por ejemplo, enfatizó en “el esfuerzo conjunto del sector privado”, que según afirmó, “impulsa la reactivación económica y social y hoy Guatemala está mucho mejor de lo que se pudo haber pensado”.
Asimismo, “reconoció el compromiso del Congreso de la República” pues según considera, el “Presupuesto General de Ingresos y Egresos del Estado para el ejercicio fiscal 2022”, es acorde con los intereses de la nación.
Una de las frases que definió la tónica del discurso fue:
“Mientras el mundo se caía a pedazos, Guatemala no solo resistía, sino que crecía. Y esto no es un logro del gobierno, esto es un logro de todos los guatemaltecos”
“Un mejor Congreso”, afirma Rodríguez
Similar satisfacción evidenció Allan Rodríguez en su discurso. Según afirma, “entrega un mejor Congreso del que encontró”. Ello, pese al ejército de asesores con funciones no determinadas que pululan en el Legislativo, los excesivos gastos suntuarios y la mínima labor fiscalizadora de esta legislatura.
Entretanto, la nueva presidenta, Shirley Rivera, demostró que euna política novel que no vacila en privilegiar los argumentos religiosos, desde una perspectiva cristiana protestante, lo que evidencia que su enfoque no apunta a la unidad nacional ni es político, sino inclinado a sus correligionarios de congregación.
Oposición a la defensiva y lejos de la propuesta
Diputados de algunas bancadas de izquierda, que en última instancia no tienen el número requerido para bloquear las iniciativas gubernamentales, demostraron su postura ausentándose del evento. Resaltó la diputada Vicenta Jerónimo, del Movimiento por la Liberación de los Pueblos (MLP), brazo político de CODECA, quien no se levantó al escuchar el Himno Nacional, como señala el protocolo.
La actitud de Jerónimo no sorprende, puesto que el ideario de su partido es claro al plantear la disolución de la nación guatemalteca, que pretenden convertir en un estado “plurinacional”, acorde con lo establecido por el Foro de Sao Paulo.
Entretanto, los miembros de Semilla se fotografiaron en la calle frente al Congreso, con un cartel que expone su descontento con Alejandro Giammattei, mientras el grupo de tránsfugas conocido como Grupo Parlamentario de Oposición, reunidos en torno al ex presidente Alfonso Portillo, también se pronunciaron en contra.
Todas estas actitudes abonan al protagonismo mediático de los grupos minoritarios mencionados, pero al mismo tiempo, socava el ejercicio de una oposición seria, coherente y respetuosa de los formalismos que les impone ser “dignatarios de la Nación”.
En la misma línea actuó el vicepresidente Guillermo Castillo, quien nuevamente faltó a la sesión solemne, demostrando que la unidad nacional es una utopía en la gestión de Alejandro Giammattei.
Informe optimista en un contexto deteriorado
Según los datos oficiales, la economía guatemalteca llegó a un 7.5% del Producto Interno Bruto (PIB), “en medio de la pandemia”. El informe menciona la macroeconomía estable, así como “un sistema financiero solvente y sólido que genera confianza en los inversionistas”.
La realidad actual dista mucho de la alegría manifiesta en las autoridades. En primer lugar, la ingobernabilidad y falta de gobernanza, expuestas en los sucesos de Nahualá y Santa Catarina Ixtahuacán, que fueron abordados, no como hechos criminales, sino como acciones que ameritan financiamiento, señaló en su momento la abogada Amanda Santizo.
Esta ingobernabilidad ubica a Guatemala como uno de los países menos favorecidos en el Índice Internacional de Derecho de Propiedad, comenta Horst Spitzke, de ACDEPRO, quien informa:
“En los últimos años Guatemala ha caído 24 puestos en el índice internacional de Derecho de Propiedad / IPRI , año 2017 puesto 71 año 2018 puesto 81 año 2019 puesto 85 año 2020 puesto 89 y año 2021 puesto 95”.
El manejo de la pandemia ha sido uno de los puntos más débiles en este gobierno. No se inauguró ninguno de los cinco hospitales de primer orden anunciados por el mandatario, y la situación del sistema de salud sigue siendo desastrosa, en todo sentido y mucho más allá del coronavirus.
Guatemala, desde otras perspectivas
Desde una perspectiva diferente a la de Giammattei, un documento de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES), publicado en junio recién pasado, señala:
“En Guatemala el empleo formal fue fuertemente afectado por la pandemia: comparado con el dato de 2019, se perdieron aproximadamente 60,939 empleos y se dejaron de generar 17,400 previstos. Se estima que a febrero de 2021 se logró una mayor cantidad de empleos formales que, en 2019, sugiriendo una recuperación en el empleo formal (Juárez, 2021). La tasa de desempleo de mujeres según la OIT (2020b) es de 3.5 % la cual es ligeramente superior a la de los hombres (2 %), los jóvenes por su parte registran una tasa de desempleo de 5.8 % frente a una tasa de 1.4 % del grupo mayor a 25 años”.
Similar es el tema de la corrupción, donde Guatemala se posicionó en la casilla 149 de 180 países en 2020, según un informe de la Fundación Para el Desarrollo (FUNDESA), donde también se menciona que la renta per cápita de los guatemaltecos, de 4,490 euros al año, es “extremadamente baja para los estándares mundiales”.
“Guatemala, ubicado por debajo del promedio mundial y regional, no ha hecho reformas estructurales para combatir la corrupción de manera efectiva. Los resultados destacan la indignación de los encuestados debido al abuso de poder por parte de los políticos y la falta de transparencia al momento de rendir cuentas”, concluye el informe mencionado.
Todos estos datos no confirman que Giammattei distorsiona la realidad nacional, pero evidencian que su informe de labores presenta exclusivamente una cara de la moneda: la que favorece a su gestión gubernamental.