Desde la filosofía que plantea la sanación corporal por medio de la naturaleza hasta quienes promueven el “poliamor”, las tendencias actuales de pensamiento tienen algo en común: todos quieren que el mundo sea un lugar mejor y más armónico.
Equipo editorial
Han pasado 28 años desde que se derribó el Muro de Berlín, hecho que marcó el fin de un mundo que se encontraba polarizado entre Este-Oeste, capitalismo y socialismo. Para la mayoría de los adultos jóvenes, el término “Guerra Fría” no tiene significado. En estos años se han expandido diferentes formas de pensamiento novedosas, aunque persisten algunas ideologías previas al derrumbe del llamado “socialismo real”.
Para explorar cómo piensan los guatemaltecos contemporáneos, entrevistamos a cinco personas que van de los 47 a los 25 años de edad. Con diferentes profesiones, todos sostienen determinadas formas de pensamiento y consideran que su posición puede contribuir a que el mundo sea mejor.
El Estado es un ente expoliador: anarcocapitalismo
Hans Luttman, empresario y estudioso de la Economía Política, 47 años
El Anarcocapitalismo o Anacap es una corriente de pensamiento que surgió a partir de los libertarios. Se basa en la teoría económica de la escuela austriaca y el análisis sobre el Estado de la anarquía clásica.
La doctrina anarquista surgió en el siglo XIX y su principal finalidad es suprimir el Estado, un ente que para los Anacap no existe, puesto que se trata de una construcción o convencionalismo que detrás lo que tiene es “una banda de ladrones” campeando en la administración pública.
Según los Anacap, el socialismo es un proyecto fracasado desde su concepción. Para esta corriente de pensamiento, los servicios públicos no debieran existir y por el contrario, todos los servicios a la sociedad debieran privatizarse. “No solo la educación y la salud. También la seguridad y la justicia. Los Anacap llevamos la teoría predatoria del Estado hasta sus últimas consecuencias”, señala Luttmann.
Según este Anacap: “El Estado no es un contrato para el bien común, sino es un órgano que monopoliza la violencia y tiene el control del territorio. Es una banda de ladrones, una organización expoliadora”.
En una sociedad ideal no existiría lo que conocemos como administración pública. Tampoco un gobierno y menos lo que se llama Estado. Las fronteras serían suprimidas, así como la noción de país y nacionalidad que existen actualmente.
“Pero sí existirían instituciones. El dinero es una institución”, dice Luttmann. Asimismo, habría entes rectores de diferentes actividades sociales y económicas. Espiritualidad libre y libertad responsable pueden resumir esta forma de pensamiento que comienza a instalarse entre grupos de estudiosos guatemaltecos.
Una vida más sana puede mejorar el mundo
Angler Fish, naturópata, 25 años
“Como bien lo dice su nombre, la medicina alternativa o natural nos da más opciones para recuperar nuestro equilibrio. La enfermedad no es más que la pérdida del equilibrio en cualquiera de nuestros planos: emocional, físico o espiritual”, dice Angler Fish, quien considera que la vida sana y natural es una de las vías para que el mundo pueda mejorar en todos los aspectos.
Angler atiende a sus pacientes en una clínica donde aplica diferentes terapias alternativas: masajes, aromaterapia, medicamentos naturales y Flores de Bach. “La visión del mundo desde la naturopatía consiste en llevar un estilo de vida más equilibrado, más sano y por lo tanto, más feliz. Si buscamos lo natural, encontraremos la simpleza de un bienestar mental, espiritual, emocional y físico”.
Muchos naturópatas consideran que deben realizar acciones de proyección social. “La clínica de naturopatía nos permitió armar un grupo de apoyo emocional totalmente gratuito. Todos los que deseen pueden participar y con esto, acceder a herramientas para llevar una vida más equilibrada y por ende, con mejor calidad de vida”, expresa.
Los naturópatas consideran que llevar una vida sana puede ser uno de los factores clave para mejorar la sociedad. “Podemos cocinar más saludable. Adoptar hábitos como la meditación, que nos nutre. Podemos hacernos conscientes del lenguaje de nuestro cuerpo y lo que nos quiere decir”.
“Llegué al naturismo como muchas personas. Primero fui paciente, tomé un tratamiento de Flores de Bach que me encantó y al darme cuenta de lo que esta terapia hizo por mí, decidí estudiar naturopatía”, comenta.
Los queer buscan la eliminación de los roles sociales y culturales
Rosmery Ramírez, 40 años. Profesora de danza árabe
Según comenta, llegó al feminismo a través del estudio de la danza. “Mejor dicho, a los feminismos. Porque existen muchas corrientes feministas. Aunque me identifico con la llamada ecofeminismo, me siento mucho más cercana al pensamiento queer.
Para explicar de qué se trata, Rosmery menciona que las personas solemos identificarnos según los roles que nos ha impuesto una sociedad patriarcal: mujer u hombre. “Somos mucho más que eso y no se trata de cambiar la ropa, el aspecto o la forma de hablar, sino simplemente de que es necesario que las mujeres podamos desarrollar un lado masculino (independiente, poderoso y con capacidad de decidir), mientras los hombres debieran desarrollar su lado femenino (creativo, sensible e intuitivo).
Una mujer adscrita a la forma de vida queer no es un “marimacho” ni tampoco una persona promiscua que está disponible para el sexo en cualquier momento, dice. “Soy partidaria del poliamor, la libertad de elegir con quien compartir mi sexualidad y de qué manera hacerlo. Esto no tiene nada que ver con los llamados swinger. Considero que estas personas son libres de hacer lo que más les guste pero pienso que esos clubes son sitios donde las mujeres se limitan a complacer a sus esposos. No creo que eso se acerque al concepto de poliamor, que es un ejercicio de libertad individual”.
Para Rosmery, la enseñanza de roles desde la infancia es un proceso violento que debiera ser suprimido. De la misma manera, considera que muchos de los conceptos morales de la actualidad están caducos y debieran ser renovados, para lograr más armonía entre las personas.
Socialismo: un mundo sin clases sociales
Alejandro del Águila, Licenciado en Historia, 38 años
El socialismo es una teoría surgida en el siglo XIX. En sus orígenes tuvo dos vertientes: los que buscaban que los obreros llegaran al poder, según el planteamiento de Carlos Marx, y los socialdemócratas, indica Alejandro del Águila, quien además de un entorno familiar donde el socialismo ha sido el pensamiento dominante, ha estudiado ese pensamiento “casi desde la infancia”.
Según narra, inicialmente la idea socialista buscaba la desarticulación del Estado y la llegada de la autogestión, un régimen en el cual la cooperación social sería la forma de gobierno. Sin embargo, los experimentos de los países socialistas dieron como resultado regímenes autoritarios. “Actualmente, los únicos países que permanecen en el socialismo total son Cuba, Laos y Corea, con regímenes donde si bien existen beneficios sociales, también hay autoritarismo”, menciona y añade que la tendencia más extendida del socialismo contemporáneo, fuera de esos países, es la búsqueda de un Estado de bienestar para todos, a través del ejercicio político partidario.
Según comenta, el socialismo permite el reconocimiento de lo individual a través de lo colectivo. Superar el sistema capitalista, y por ende las clases sociales es uno de los objetivos de esta ideología. “El socialismo no siempre fue un sistema represor. Hay que recordar la libertad extrema que se dio durante los primeros años de la revolución rusa, cuando se abrió la sociedad a temas que ahora resultan contemporáneos. En la Rusia soviética de los primeros años existieron campos nudistas, libertad de pensamiento, diversidad de posiciones y luchas ideológicas. Esto terminó porque Rusia fue atacada por diferentes países y tuvo que endurecer su régimen para mantenerse”, cuenta.
A su criterio, para que el socialismo real pueda darse, debe ser en todos los países, no solamente en uno porque esto implica necesariamente que ese país se convierta en un régimen burocrático y represor, señala.
La libertad como base para un mundo mejor. El liberalismo
Guillermo Brincker, Licenciado en Administración de Sistemas de Información, con Maestría en Administración Financiera e Investigador Social, 45 años
“A mi entender, el liberalismo es una corriente de pensamiento ideológico que tiene como principal objetivo velar por la libertad individual y tener un gobierno con poderes limitados, que principalmente se encargue de la seguridad y la justicia”, indica Brincker.
Según recuerda: “llegué a este pensamiento cuando recibí un curso llamado Lógica de la Cooperación Social, mientras estudiaba Licenciatura en Administración de Sistemas de la Información en la Universidad Francisco Marroquín (UFM)”.
Un mundo bajo el sistema liberal puede ser mucho mejor que la sociedad actual, dice. “Las relaciones comerciales en libertad hacen que se encuentren los diferentes precios, cantidades y calidades de bienes y servicios, incluso, esas mismas interrelaciones han llevado a la humanidad a crear todos los días nuevos productos que benefician a toda la sociedad. Todo esto hace que los miembros de la sociedad salgan beneficiados, tanto los que ofertan como los que demandan bienes y servicios en un momento determinado. Todo esto lleva a que la sociedad se vuelva productiva y la productividad es lo que hace prospera a una sociedad, ni siquiera el trabajo duro hace que las condiciones de las personas mejoren, sino el encontrar las formas óptimas de generar bienes y servicios necesarios para los miembros de la sociedad”, concluye.