El término “reciclado” es el que mejor define a las organizaciones políticas que participarán en la elección de 2019. La mayoría de los secretarios generales son ex funcionarios, ex diputados y varios ex candidatos a puestos de elección popular. Este panorama se origina, entre otros factores, en una ley que dificulta la constitución de nuevos partidos pero favorece el reciclaje, así como la falta de formación política, señalaron dos analistas.
Equipo editorial Perspectiva
De los 26 partidos inscritos hasta el 15 de noviembre en el Tribunal Supremo Electoral (TSE), cinco estaban suspendidos en esa fecha. CAFÉ; CNN; Mi País, PSG y BIEN. Los motivos para la suspensión son múltiples y van desde no presentar informes de financiamiento, hacer propaganda electoral fuera de tiempo o tener multas no pagadas.
La suspensión es una medida que no llega a ser coercitiva, debido a la facilidad para revertirla. Un reciente ejemplo es el del partido oficial FCN Nación, que fue suspendido en septiembre recién pasado y en el informe del 15 de noviembre aparece como vigente. El partido oficial había sido suspendido por no pagar una multa de US$ 60 mil que el TSE le había impuesto por no entregar su informe sobre financiamiento electoral.
Así como para los partidos es relativamente sencillo deshacerse de las suspensiones, también es posible volver a inscribirse con otro nombre y logotipo. “Con otra marca”, acota el analista Daniel Haering, quien afirma: “El TSE está infiltrado por todo tipo de políticos y todo esto hace muy difícil formar un partido, pero es fácil reciclarlo”.
La abogada Ana Lucía Alejos señala: “En primer lugar, las instituciones partidarias no tienen escuelas de formación. Los partidos son fugaces, no tienen un propósito serio en su fundación, llegan al poder para saquear las arcas. Luego de cuatro años se disuelven y posteriormente, aparecen con otro nombre. Cada cuatro años tenemos nuevos ricos estrenando fortunas”.
Según Haering, “este es un fenómeno fijado al sistema electoral, que no quiere cambiar sustantivamente. Favorece la creación de partidos clientelares. Cambia la máscara, el logotipo, pero se mantienen los mismos actores. Las barreras para constituir un partido político son muy altas. Más de 20 mil firmas y presencia en por lo menos cincuenta municipios”.
De esta manera, explica Haering, organizaciones que tratan de entrar en la política con un juego limpio ven muy difícil constituirse como partidos, mientras las viejas organizaciones que tienen amplias bases en todo el país, logran inscribirse sin mayores dificultades. “Miles de personas sin ideología constituyen estas redes clientelares que permiten la formación de partidos que aparecen y desaparecen”.
Guatemala, concluye el entrevistado, es uno de los países donde existen diputados distritales que no conocen la región que representan y al mismo tiempo, no son conocidos por los vecinos del distrito por el cual resultaron electos.
Sin tradición partidista
En un contexto en el cual el clientelismo es casi un sinónimo de política, los partidos son efímeros, tal como menciona Alejos. El ejercicio político se ha pervertido y esto se evidencia en que Guatemala es un país sin tradición de partidos.
Naciones como Inglaterra y Estados Unidos, cuentan con partidos sólidos y de amplias tradiciones. Cabe mencionar al Partido Demócrata de EEUU, fundado en 1848, y el Republicano, que data de 1854. Los laboristas ingleses se organizaron en 1900 y la Democracia Cristiana de Alemania surgió en 1945.
Este no es el caso de Guatemala, donde los partidos que pudieron crear una tradición, como la Democracia Cristiana Guatemalteca, fundada en 1955, se comenzó a desmoronar luego de su primer período en el gobierno.
Lo más cercano a un grupo político con tradición en el país es el Partido de Avanzada Nacional (PAN), que data de 1989 y desde 2008 tiene como secretario general a Juan Gutiérrez, aunque el núcleo fundador de esa organización: Álvaro Arzú, Fritz García Gallont y Héctor Cifuentes, entre otros, migró del PAN en 2002 para constituirse como Partido Unionista.
Marcas nuevas, caras viejas
Exceptuando al Movimiento Semilla, comité pro constitución que el 15 de noviembre tenía 199 adeptos, según la página electrónica del TSE, entre las organizaciones políticas que se plantean como novedosas y cuentan con miles de afiliados hay por lo menos dos ex ministros: Mario Estrada, secretario general de Unidos, quien fue ministro de Educación durante el gobierno de Alfonso Portillo (2000-2004) y Edgar Rodríguez, secretario general del Partido Productividad y Trabajo (PPT), titular de Trabajo y Registrador General de la Propiedad en la administración de Álvaro Colom (2008-2011).
El PPT ya existía en la elección de 2015, pero en esa ocasión fue suspendido porque el TSE le encontró 1,930 afiliaciones alteradas. La suspensión fue temporal y el PPT seguramente participará en 2019.
Alejandro Giammattei, quien desde hace por lo menos tres décadas ha sido funcionario (coordinador de procesos electorales desde 1985, gerente de Empagua, director del Sistema Penitenciario), también ha sido más de una vez candidato, tanto a la alcaldía como a la presidencia. Aunque FUERZA dejó de existir al finalizar la elección de 2015, meses después Giammattei inscribió o “recicló” a su partido con el nombre de VAMOS.
Otro ex funcionario que sigue en la política es Rudio Lecsan Mérida, quien fue director de la Policía Nacional Civil (PNC) de Alfonso Portillo y diputado por el Frente Republicano Guatemalteco (FRG). Actualmente, Lecsan es secretario general del comité pro constitución del Partido Humanista de Guatemala (PHG).
Entre las que se presentan como nuevas opciones, sumándose a quienes ya ejercieron el poder político, hay ex candidatos a diferentes puestos de elección. Por ejemplo, la secretaria general del partido VALOR, Ana Ingrid Bernat Cofiño de Palomo, fue candidata para diputada al Parlamento Centroamericano en 2015, por el partido Visión con Valores (VIVA).
¿Nuevo partido?
Finalmente, los partidos de izquierda que recién firmada la paz se planteaban como la opción que revolucionaría el panorama político del país, terminaron absorbidos por el sistema y no tienen ninguna diferencia con las oganizaciones que compiten vendiendo marcas, más que propuestas de Nación.
Un ejemplo es el comité pro formación llamado Movimiento por la Liberación de los Pueblos (MLP), cuyo secretario general es Byron Alfredo González Tool, quien en 2014 fue expulsado de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG).
Aunque se ha vinculado al MLP con la organización Comité de Desarrollo Campesino (CODECA), esta versión no fue confirmada por esa organización, que sin embargo, ha expresado más de una vez su intención de convertirse en un partido político.
