El cierre del país anunciado el 14 inició una serie de cuestionamientos contra el presidente Alejandro Giammattei, cuya actitud es considerada autoritaria por “tirios y troyanos”, que coinciden en cuestionar la forma en la cual está gestionando la crisis actual. Por supuesto, también hay partidarios del confinamiento drástico y ciudadanos que califican de “sedicioso” a todo aquel que ose cuestionar al presidente.
Roxana Orantes Córdova
En los últimos meses de 2019, nadie hubiera podido imaginar que habría un elemento común entre quienes protestaban cada sábado ante el Tribunal Supremo Electoral (TSE), argumentando el fraude en el proceso, y los partidos de izquierda que lograron colocar bancadas en el Congreso, electos en un comicio fraudulento, según afirmaban los miembros de Guatemala Inmortal (GI), y otros grupos de derecha.
Sin embargo el día llegó y aunque sigue siendo inconcebible que esas dos tendencias se reúnan en un proyecto común, es un hecho que expresiones de izquierdas y derechas comparten el desconcierto y los cuestionamientos por la forma en que Alejandro Giammattei aborda la epidemia de coronavirus, que cada vez más amenaza convertirse con una epidemia de hambre y miseria, violencia, delincuencia común e incluso un potencial estallido social.
El “Quédate en casa” comienza a ser cuestionado no solo porque 7 de cada 10 guatemaltecos están sin ingresos fijos, miles de empresas han quebrado y los desempleados podrían sobrepasar los cien mil. Sectores ciudadanos comienzan a reclamar las promesas incumplidas, que van desde la restitución del crédito fiscal a los contribuyentes grandes, hasta la entrega de estipendios para paliar la crisis a comerciantes informales y desempleados.
Izquierda señala falta de apoyos sociales y manejo opaco de los fondos
Más que una oposición orgánica, la ola de cuestionamientos es una reacción ciudadana que suma incluso el temor a la reclusión obligatoria en uno de esos “hospitales temporales”. Hasta ahora, dos personas se han “fugado” del sistema de salud pública. El 15 de mayo, un joven de 17 años se “escapó” junto con su padre en Alta Verapaz, aunque poco después fue “capturado”.
Este abordaje de la epidemia es considerado totalitario y policial por quienes sustentan la ideología liberal, mientras los de tendencia marxista como Pablo Ceto, Secretario General Adjunto de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), quien dijo a Perspectiva:
“la información que da el presidente parece no estar cabal. ¿Cómo es posible que los médicos no tengan recursos? Lo único que ha hecho es repartir alimentos y algunas cosas donadas por empresarios. En el interior, miles de gentes comienzan a darse cuenta porque no hay apoyo. Solamente algunos víveres, pero la población indígena sigue al margen. Se está gestando malestar y disgusto contra el presidente por el mal manejo de los fondos”.
En la misma línea, el diputado de WINAQ Aldo Dávila, quien repetidas veces ha aparecido increpando a las autoridades del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS), publicó un comunicado en el que afirma que “las advertencias que su bancada realizó al Ejecutivo para abordar la crisis fueron obviadas, hasta que se elevaron los casos a un punto en el que la capacidad de la red hospitalaria cedió ante la crisis”.
Los cambios de rumbo en las decisiones oficiales, el mal manejo de información pública y nuevamente, los apoyos sociales que no aparecen, son otros de los señalamientos realizados por Dávila, quien insta a un manejo transparente de los millardos que provienen de la ampliación presupuestaria y los préstamos.
Derecha rechaza medidas dictatoriales y deterioro de la economía
Por su parte, la derecha también cuestiona ejecución de los fondos para combatir la epidemia, pero a esto suma el señalamiento por la restricción absoluta de las libertades individuales y una actitud que califican como despótica y autoritaria.
El 15, por lo menos cinco comunicados firmados por grupos de derecha: Guatemala Inmortal, Centro Para la Defensa de la Constitución, Liga Pro Patria, Mujeres Conservadoras y Defensa de la Propiedad Privada, exhortaron al mandatario a modificar sus medidas. Los principales argumentos de estos grupos señalan el derecho individual a tratarse la enfermedad en casa o por medios privados, pero también recuerdan que el 15, muchos guatemaltecos quedaron privados de ingresos por la restricción.
Y especialmente, la destrucción de la economía, señalada por el abogado Giovanni Fratti en un video. El columnista Luis Enrique Pérez se sumó a estos cuestionamientos con una carta al mandatario en la que comenta el mensaje presidencial del 15 a las 8 pm en estos términos:
“No complacido con implantar un régimen de terror, destruir los derechos civiles primarios de los ciudadanos, y destruir la economía, ahora pretende dividirnos en dos facciones.
La primera facción es la de aquellos que, según usted mismo, creen que usted es un iluminado, sujeto de inspiración divina, benefactor de la sociedad guatemalteca, héroe de la responsabilidad civil y mesiánico combatiente del ejército viral que nos ataca.
La segunda facción es la de aquellos que creemos que usted expande el régimen de terror; que multiplica la destrucción de los derechos civiles primarios de los ciudadanos; que avanza exitosamente en la destrucción de la economía de Guatemala; que usted no es un iluminado sino un obscurecido; que usted no tiene inspiración divina sino desgraciada obstinación política”.
Agricultores perdieron productos y comerciantes ganancias
Otro frente de oposición que se abre ante el mandatario es el de los agricultores y comerciantes. Apartados de ideologías y sin ninguna pertenencia política, también se pronunciaron agricultores que, a través de un video mostraron la enorme cantidad de productos perecederos perdidos este día por causa de la restricción.
Asimismo, resultaron perjudicados muchos comerciantes informales y vendedores de mercados cantonales, quienes viven de las ganancias diarias y serán seriamente perjudicados.
Un hecho que podría presagiar situaciones de ingobernabilidad es la protesta de pobladores en pleno toque de queda. Los informativos señalaron: “Se registran manifestaciones en la ruta CA-1 Occidente en Los Encuentros y en el sector conocido como La Cuchilla. Los pobladores afirman estar molestos con las disposiciones de Giammattei”.
“Vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos por detener esta enfermedad”
No puede negarse que un amplio sector respalda las medidas de Alejandro Giammattei. La perspectiva de un escenario apocalíptico y una mortalidad nunca vista, motivan que la ciudadanía haga lo que está en sus posibilidades para protegerse del contagio.
Empero, si se endurecen las medidas sin que existan alternativas para la sobrevivencia y la recuperación de la economía, el tema de COVID-19 podría convertirse en un elemento para fundamentar los varios frentes de crítica que lo acechan: partidos de izquierda inconformes con el veto a la iniciativa 15-2020; grupos de derecha que se oponen al control absoluto del Estado en este tema y campesinos-comerciantes que resultan afectados por el paro obligatorio.
A las 8 pm, el presidente pronunció un discurso, seguido de la actualización de cifras. Según dijo, las medidas obedecen al avance de la enfermedad. “Como médico, mi deber es proteger la vida. De nada sirve que no haya crisis económica si el dinero que puedan hacer serviría para una caja y para enterrar familiares”.
Giammattei hizo un llamado a la unidad nacional y la disciplina fundamentales para derrotar el coronavirus. Pidió a los ciudadanos con síntomas llamar a los números de emergencia.
Pese al llamado a la unidad, mostró un matiz confrontativo al mencionar: “a los que quieren provocarnos con insultos y ataques en las redes sociales”. También responsabilizó a las administraciones anteriores por el precario estado del sistema nacional de salud y cuestionó a los diputados por las constantes citaciones a los ministros, en especial al de Salud.
La velada censura a la crítica ciudadana, presentada casi como un acto de sedición, se suma a una escena entre el mandatario y una periodista que lo seguía en busca de una declaración y a quien contestó de forma tajante y brusca. Esto podría apuntalar los cuestionamientos de los grupos liberales en cuanto a ciertas características dictatoriales del presidente, a quien de esta forma se le abriría un nuevo frente de crítica: la confrontación por el ejercicio de la libre expresión y el derecho de los comunicadores a contar con información clara y pertinente.