Mientras Irma continúa su devastador periplo por islas del Caribe camino a Florida, los meteorólogos siguen de cerca la evolución de otros dos huracanes que acechan esa zona del Atlántico.
Uno de ellos es José que, según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus siglas en inglés), alcanzó en la mañana del viernes la categoría 4, que lo convierte en «extremadamente peligroso».
Con vientos de hasta 240 kilómetros por hora, José ha levantando la alerta en islas que han sido fuertemente afectadas por Irma: Antigua, Barbuda, San Martín, San Bartolomé y Anguila.
Al oeste de Irma, en aguas del golfo de México, Katia gana fuerza y ya es un huracán de categoría 2. La proximidad de Katia llevó a las autoridades del estado de Veracruz a poner sobre aviso a la población.
Todo esto, menos de dos semanas después de que el huracán Harvey llegara a territorio de Estados Unidos con categoría 4 causando cuantiosos daños materiales y personales en el estado de Texas.
La de 2017 está siendo una temporada de huracanes muy activa y dañina, como la de 2005, en la que se produjeron los huracanes Katrina y Wilma, dos de los que más estragos han ocasionado en la historia.
La pregunta que se hacen muchos científicos es si es normal la acumulación de huracanes de este año.
El cambio climático, entre las hipótesis
«No es frecuente», dice John Morales, jefe de Meteorología de la cadena NBC en Miami. Respecto a los posibles motivos, este experto señaló que «puede ser una cosa en parte casual», pero en la que inciden otros factores. «Este año no tenemos el fenómeno del Niño, que tiende a aumentar los ciclones en el Pacífico, pero los disminuye en el Atlántico», apunta.
Según explica, el Niño eleva unas corrientes de aire cálido a las capas altas de la atmósfera que «le tapan la cabeza a los huracanes».
Así, el Niño impide que los ciclones cobren la fuerza con la que ahora empuja Irma.
Aunque para Morales, al margen de este escenario coyuntural, podría haber otros factores de fondo relacionados con el cambio climático. «La temperatura del mar es clave; cuanto más cálidas son las aguas, más evaporación se produce en forma de humedad».
Debe tenerse en cuenta, que «la humedad es lo que nutre un huracán» y que «gran parte del calentamiento global es asumido por el mar».
El meteorólogo explica que «no hay un consenso científico definitivo sobre la incidencia del calentamiento del planeta en la formación de estos fenómenos». Se cree, no obstante, que «en un mundo más caliente habrá menos huracanes y serán más potentes«.
Ciclón colosal
Juan Cárdenas, del Global Forecast Center de The Weather Company, por contra, afirma que «los datos empíricos, la observación de los fenómenos no muestran que haya habido un aumento de la frecuencia de los ciclones más intensos».
Cárdenas cita los datos del registro histórico del NHC para sostener que «el hecho de que haya tres huracanes activos simultáneamente no es habitual, pero tampoco es insólito, ya que ha venido sucediendo aproximadamente una vez cada quince años». Además, indica, antes de que se dispusiera de las imágenes por satélite, era imposible contabilizar todos los huracanes que se formaban en el mar.
En el caso de Irma, no sólo se trata de un ciclón colosal equiparable, según Morales, al gran huracán de Miami de 1926, sino que además llegó poco después de Harvey con una categoría 5 y acompañado de José y Katia.
A esto se suma el hecho de que José, de momento, sigue la estela dejada por Irma por lo que sería un doble golpe para las poblaciones que queden a su paso. Katia, amenaza el lado opuesto, lo que hace aún más grande el área en peligro de verse afectada por un huracán en los próximos días.
Fuente: BBC