La conferencia El impacto de la agenda globalista en la cultura y política de Guatemala, impartida esta mañana por el politólogo Agustín Laje ante diputados y representantes de grupos ciudadanos ha motivado diversas reacciones, entre las que resaltan la oposición de grupos políticos y hasta cuentas anónimas de Twitter que defienden visceralmente la mencionada “agenda”.
Roxana Orantes Córdova
La Asociación la Familia Importa (AFI), organización que agrupa a más de cuarenta grupos pro vida en toda Guatemala, organizó y facilitó la conferencia de Laje, autor entre otros del Libro Negro de la Izquierda.
Agustín Laje, columnista en diversos medios internacionales, entre estos Forbes; ha participado en diversas conferencias y se le reconoce como férreo defensor de la vida, la familia y la libertad. Es fundador y director del Centro de Estudios Libre.
El evento, realizado en el Salón del Pueblo, motivó diversidad de reacciones. Más de 2000 personas se conectaron al formato virtual para seguir de cerca la conferencia, si bien algunos diputados mostraron su oposición.
Por ejemplo, el secretario general y diputado de Semilla, Samuel Pérez, realizó una acusación muy seria en su cuenta de Twitter. Según Pérez, el evento habría sido financiado por el Congreso, y el Presupuesto General de la Nación habría sido “readecuado en total opacidad”.
Otra de las reacciones condenando la conferencia de Laje fue del ex asesor del Congreso y ex funcionario Ronaldo Robles, además de varios “tuiteros” que mencionan un “discurso facho” y una cuenta anónima que se oculta tras el seudónimo “Templo Satánico de Guatemala” (versión de una similar en España), en la que participa con sus comentarios el padre del diputado mencionado.
Pretenden imponer el totalitarismo, afirma Allan Rodríguez
Según afirmó en su presentación el presidente del Congreso, la agenda globalista está diseñada para imponer el totalitarismo por etapas. Su objetivo final sería destruir las naciones independientes, el matrimonio y la vida espiritual.
“Inicia con la desmoralización de las personas, ataca las culturas y finalmente las instituciones, para llegar a la imposición de la hegemonía y el totalitarismo”, señaló. Según dice, el impacto de dicha agenda en Guatemala se ha expresado haca varias décadas, principalmente a partir de los noventas, con una narrativa “que aclama la reivindicación de la diferencia, socavando y quitando del centro a la persona humana, suplantándola por el supuesto respeto al colectivismo”.
Entre otros recursos, expuso Rodríguez, es patente la compra de medios locales e internacionales y la réplica de consignas sin fundamento, repetidas por “net center”, comunicadores y líderes.
“Lo vimos con el presupuesto: el resultado fue la quema de este organismo y un presupuesto más alto”, comentó.
Para Rodríguez, no es sorprendente cuando los globalistas “levantan el falso discurso de que nos encaminamos a ser un estado fallido, y vociferan en el extranjero para obtener más recursos para las ONG´s que se niegan a ser fiscalizadas”. No sorprende, afirmó, porque precisamente, su finalidad es socavar al Estado.
“Para gobernar el mundo hay que destruir lealtades”
Agustín Laje es un joven que apenas pasa de los 30 y muy temprano en la vida se percató de la trampa globalista, como ha mencionado en algunas entrevistas. Conocido por una parte como “conspiracionista, antiderechos y homofóbico”, quienes coinciden con sus puntos de vista lo consideran como referente de la “nueva derecha” o “derecha alternativa”.
Desde los 15 años y motivado por su abuela, Laje se dedicó a buscar los diferentes ángulos de las narrativas que aprendía en el colegio, donde la enseñanza estaba sesgada hacia la izquierda.
Católico y conservador, Laje definió la tesis que sostiene desde antes de los 30 años, con El libro negro de la nueva izquierda, escrito con Nicolás Márquez, varios años mayor y quien fue una de sus primeras influencias. Según los autores, con la caída de la Unión Soviética, el comunismo se desplazó de la economía a la cultura y se expandió creando nuevos conflictos.
El 15 de marzo, en el Congreso, Laje expresó que “no son teorías de la conspiración, la agenda 2030 de la ONU dice claramente que la pandemia debe ser aprovechada para generar una gobernanza mundial”.
Para ello, agrega, “hay que destruir las lealtades nacionales que permiten defender la soberanía”. Además, los globalistas intentan destruir las lealtades familiares y religiosas, indica Laje.
Esto, porque el patriotismo, la identidad familiar y la lealtad religiosa son tres “tapones” contra los excesos del poder político.
Durante su charla, Laje se enfocó en dos aspectos de la agenda globalista: el feminismo y la agenda LGBTIQ+, incluyendo el aborto, que de ser una práctica eugenésica y que buscaba reducir la población pobre, se ha convertido en un “derecho sexual y reproductivo”, según los lineamientos de la ONU.
La agenda globalista es muy poderosa y cuenta con mucho dinero y poder político para cambiar los paradigmas de la civilización y llevar al mundo hacia el totalitarismo. Sin embargo, según lo expuesto por Laje, sus narrativas están llenas de grietas y sustentadas con mitologías absurdas que permiten vislumbrar que se trata de un “gigante con pies de barro”.
Quienes sustentan los valores de la familia, el patriotismo y la libertad de culto, parecen obligados a denunciar la falsedad de esos argumentos.
Parecen chistes de pésimo gusto, pero reflejan absurdos de la realidad contemporánea
Algunos de los ejemplos anecdóticos usados por Laje en su conferencia para ilustrar hasta dónde puede llegar la “agenda” en los temas de aborto, feminismo y LGBTIQ+
- Una frase originada en la segunda ola del feminismo “lo personal es político”, comienza a hacerse realidad en países como Argentina, donde las feministas han llegado al extremo de demandar que se legisle para obtener “subsidios menstruales”.
- Una “mujer transgénero” fue nombrada Miss Universo, mientras se descalificó a una “mujer biológica” porque había sido madre.
- En Argentina, “mujeres trans” compiten en deportes como levantamiento de pesas y boxeo contra “mujeres biológicas”, pese a que estas últimas se han negado a competir con “chicas trans”.
- La “educación sexual integral” consiste en despojar a los padres de la injerencia en la educación de sus hijos. Esto deja la educación de los niños en manos de los políticos de turno, quienes definen las políticas educativas.
- En Holanda y Alemania existen movimientos que intentan incluir la pedofilia como una de tantas preferencias sexuales entre las siglas del movimiento LGBTIQ+.
- Algunos países comienzan a legislar para que a los niños se les identifique como “género X” y con el tiempo, “definan su sexo”.
Según Laje todo esto es un “absurdo en términos biológicos y científicos, pero no es nuevo, es un pensamiento de 1948, pero hoy dispone de mucho dinero porque es pieza clave de la agenda globalista”.
