Miguel Díaz-Canel fue electo este jueves, presidente de la República de Cuba, un cargo inexistente desde hace más de 40 años en la isla y retomado ahora por la nueva Constitución, aprobada en abril último. El gobernante, que oficialmente era el presidente de los Consejos de Estado y de Ministros desde abril del pasado año cuando asumió el poder, resultó electo este jueves por los diputados que integran la Asamblea Nacional de la isla.
Díaz-Canel sustituyó en la presidencia a Raúl Castro, quien en la actualidad se desempeña como Primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC), y así se convirtió en el primero que llegó a ese cargo sin formar parte de la llamada «generación histórica», conformada por aquellos que protagonizaron la revolución que acabó con la dictadura de Fulgencio Batista en 1959.
Desde que asumió el nuevo nombramiento, el actual jefe de Estado, de 59 años, ha visitado las 15 provincias del país y el municipio especial de la Isla de la Juventud, donde no solo sostuvo encuentros con las autoridades locales, sino que también se reunió con ciudadanos de a pie, por lo regular en encuentros informales, improvisados en plena calle.
Otra característica de su mandato es una efectiva comunicación pública, a través de la red social Twitter, donde el presidente cuenta con una presencia casi diaria, y la comparecencia en la televisión nacional, a la que también acuden los miembros de su gabinete para dar explicaciones a la población.
Muchos cubanos reconocen en esa manera de gobernar, con contactos permanentes con la población, el estilo del desaparecido presidente Fidel Castro, algo que el propio Díaz-Canel revindica al asegurar que aprendió del líder histórico de la Revolución Cubana.
Ese estilo de diálogo con el pueblo, que tiene un baluarte en las redes sociales, lo llevó a escribir hace unos días el texto «Gracias por pensar como país», un artículo publicado en la prensa nacional, donde agradeció a los cubanos el respaldo a las últimas medidas de su gobierno para enfrentar las más recientes sanciones de Estados Unidos.
Durante su mandato, el gobernante ha tenido que enfrentar el recrudecimiento del bloqueo que desde hace más de medio siglo mantiene Estados Unidos contra Cuba y que ha costado a la isla más de 138.800 millones de dólares, según la cancillería cubana.
La llegada de Trump a la Casa Blanca significó un profundo retroceso en las relaciones entre los dos países, que habían restablecido sus lazos diplomáticos en julio de 2015 luego de varias décadas de hostilidad. Las relaciones bilaterales sufrieron un gradual enfriamiento con la suspensión de los trabajos consulares de la embajada estadounidense en Cuba y la reducción mutua del personal diplomático.
Hace unas semanas, Estados Unidos anunció sanciones contra un centenar de empresas cubanas, impuso restricciones a los viajes de sus ciudadanos a la isla y decidió la activación plena de la Ley Helms-Burton, a la cual Cuba considera ilegal por violatoria del derecho internacional, ya que permite las demandas en cortes estadounidenses a empresas que «trafiquen» propiedades nacionalizadas en la isla por la revolución de 1959.
Por su parte, la Administración Trump responsabiliza a Cuba de apoyar al gobierno de Nicolás Maduro y justifica las sanciones con el pretexto de que La Habana es el principal sostén político de Caracas.
En las últimas semanas, la isla sufrió un severo déficit de combustible, una situación que en dos sucesivas comparecencias públicas Díaz-Canel calificó como «coyuntural» y provocada por la baja disponibilidad de diésel como resultado de la actuación del gobierno de Estados Unidos, que «se empeña en evitar la llegada de combustible a Cuba».
Díaz-Canel, acompañado de todo su gabinete, dijo en televisión a los cubanos que Washington está «actuando con mayor agresividad» hacia la isla para provocar «un estallido social».
En varias oportunidades, el mandatario ha expresado la voluntad cubana de mejorar las relaciones con Estados Unidos, pero siempre desde una base de igualdad y sin imposiciones.
También en política exterior, su gobierno ha reforzado los lazos con China y Rusia, países que el mandatario visitó de manera sucesiva en noviembre de 2018, y con la Unión Europea, que firmó con la isla un Acuerdo de Cooperación y diálogo político.
En el plano doméstico, además de ser un activo impulsor de la nueva Constitución, ha respaldado el crecimiento de un sector privado de la economía y de la inversión extranjera como elemento imprescindible para la economía nacional.
Ingeniero electrónico, Díaz-Canel es un político formado desde las entrañas del aparato partidista, pues además de ocupar cargos nacionales en la Unión de Jóvenes Comunistas, fue Primer secretario del PCC en las provincias de Villa Clara, en el centro, y Holguín, en el nororiente de la isla.
Precisamente, su ratificación en las urnas como diputado, que en el sistema electoral cubano es un requisito para acceder a los puestos gubernamentales, tuvo lugar en marzo último en Santa Clara, capital de su natal provincia de Villa Clara.
En 2009, fue designado como ministro de Educación Superior, en marzo de 2012 fue nombrado vicepresidente y menos de un año después, en febrero de 2013, asumió como primer vicepresidente, el segundo cargo en importancia dentro de la jerarquía de poder en el Estado cubano.
El jefe de Estado cubano nació en la localidad de Placetas, en Villa Clara, el 20 de abril de 1960.
Fuente: Xinhuanet