Otto Pérez Molina, ex presidente que purgó siete años a la espera de su proceso, declaró hoy ante los medios. Las palabras del ex mandatario motivaron una amplia atención mediática y no faltaron las acaloradas discusiones sobre Pérez Molina, quien trata de presentarse como víctima de una conspiración.
Roxana Orantes Córdova
El caso La Línea implicó a decenas de funcionarios, empresarios y comerciantes, además de que llevó a la defenestración de los mandatarios Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti. Voluminosos expedientes con miles de páginas y cientos de grabaciones, además de que más de un «sapo» testificó contra sus antiguos jefes, no bastaron y el proceso se prolongó siete años, que para Pérez-Baldetti y otros señalados, son siete años de prisión sin juicio, hecho muy alejado de la llamada «justicia pronta y cumplida» independientemente del delito.
Otto Pérez Molina, quien se dio a conocer como el «General de la Paz» y el hombre que capturó al «Chapo» Guzmán, acudió ante al tribunal a declarar por primera vez sobre este caso y enfatizó que esta es una primera declaración. Posteriormente, presentará pruebas, dijo.
Otto Pérez Molina: «La CICIG actuó políticamente»
En una entrevista de esta mañana que circula en redes, Otto Pérez Molina reconoce que pactó la permanencia de la CICIG «porque podría haber un caso en el que yo estuviera involucrado».
«Cumplí con la palabra», expone Pérez Molina, quien añade que el antejuicio en su contra fue presentado el 21 de agosto, «sabiendo que el 3 de septiembre finalizaba el periodo (de la CICIG)».
Además, señala que si bien «dio la cara» para resolver su situación, la resolución «se está dando siete años después, lamentablemente».
Biden y Todd Robinson en 2015
Está ampliamente documentado que Joe Biden, entonces vicepresidente de EE.UU. visitó Guatemala en marzo, poco antes de que estallara el escándalo conocido como La Línea. En su visita, demandó a los mandatarios de El Salvador y Honduras, que replicaran el experimento de la CICIG en sus países, a lo que ambos se negaron.
Biden también exhortó a Pérez Molina a renovar el mandato de la CICIG, que expiraba en septiembre de ese año y ya se había dado por finalizado. Este antecedente es mencionado por Otto Pérez Molina como un factor que determinó el destape del escándalo y finalmente, el proceso interminable que, pese a miles de supuestas pruebas, las autoridades judiciales tardaron tanto en armar.
En cualquier caso, la injerencia (que no incidencia) estadounidense en el llamado «despertar ciudadano» de 2015 se evidenció cuando Roxana Baldetti dio a conocer que el embajador Todd Robinson se atrevió a pedirle la renuncia, en un franco acto de injerencia y dominación colonialista.
Las paradojas del poder
Pérez es el único ex mandatario defenestrado y encarcelado (sin juicio) por corrupción, aunque no es el primero en cometer ese delito mientras gobernaba. Sin embargo, uno de los pilares de su campaña y los primeros dos años de su gobierno fue precisamente, la transparencia y la lucha contra la corrupción.
Durante el mandato de Pérez-Baldetti, se creó la Comisión Presidencial Contra la Corrupción y Gobierno Electrónico (COPRET), que presidía Baldetti. Además, se instaló una Fuerza de Tarea contra la corrupción.
Entre las distinciones que recibió Baldetti, quien como diputada fue la «punta de lanza» anticorrupción del Partido Patriota, está la de Presidenta Humanitaria de la Cruz Roja. Asimismo, durante esa gestión Guatemala fue sede de la Asamblea General de la OEA, que tuvo como tema central la problemática de las drogas y fue inaugurada por Pérez Molina.
Si, como afirma el ex presidente, tiene pruebas suficientes como para demostrar su inocencia, la noticia podría resultar tan poderosa como en su momento fue el destape de La Línea. Sin embargo, luego de una caída sin precedentes, la credibilidad que pudo tener el ex mandatario terminó y solamente queda su capacidad innegable para generar polémica, desatar pasiones y convertirse en tendencia de las redes por unas horas.
