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Panamá Papers. Una historia que sigue dando sorpresas
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sábado, marzo 22, 2025

Panamá Papers. Una historia que sigue dando sorpresas

Equipo editorial Perspectiva

Hace unos meses, en el contexto de la Feria Internacional del Libro en Guatemala (Filgua), visitaron el país Rita y Scott Bronstein, quienes forman una pareja de periodistas. Rita es subdirectora de La Prensa de Panamá, donde también labora su esposo. Y antes de estar en La Prensa, ambos trabajaron durante años en empresas off shore, precisamente en las Islas Vírgenes, donde conocieron a fondo los secretos de esa industria.


Este elemento les dio un conocimiento especial y una interpretación realista sobre el tema de los paraísos fiscales, sus implicaciones y la necesidad de la transparencia en el quehacer financiero.


La Prensa de Panamá fue el único medio de ese país que colaboró con la operación periodística que agrupó a unos cuatrocientos reporteros de diferentes países y ganó el premio Pulitzer 2017. Según dice Scott, esta es una de las cosas sorprendentes de la investigación: “cientos de periodistas y ninguno dijo nada hasta que fue el momento oportuno”.

Además de aportar en la investigación del caso, donde fueron revisados unos once millones de documentos, el diario panameño cumplió el papel de anfitrión y estuvo a cargo de muchos aspectos logísticos.

Todo este andamiaje que dio soporte a la investigación desde Panamá, sede de la firma Mossack Fonseca, se presenta en el libro de Bronstein y Vásquez titulado Sociedades peligrosas. La historia de los Panamá Papers, que se puede encontrar en la librería Sophos.

El texto se lee con la misma facilidad que un thriller (y en su trama hay algunos elementos de este género). El lenguaje periodístico le aporta agilidad a los detalles narrados por dos protagonistas, quienes en esta entrevista reflexionan sobre la investigación que los llevó a escribir su libro.

Una de las premisas para el libro de Bronstein y Vásquez, es que formar una empresa off shore no es un delito. Como tal, la acción puede ser beneficiosa, incluso para el caso de un anciano multimillonario casado con una modelo varias décadas menor, y que pretenda resguardar su fortuna, se menciona en el libro.

El problema con la industria es el mal uso que puede hacerse de ella y debido a las facilidades para constituirlas, pueden usarse para ocultar dinero proveniente de actos ilícitos, señala el texto.

Otro elemento que se menciona es la forma “poco ortodoxa” en la que se obtuvieron los millones de documentos que dieron soporte a la investigación. Los datos fueron entregados a la publicación alemana Süddeutsche Zeitung por una fuente identificada como “John Doe” (aproximadamente, “el desconocido”). Aunque la mayor parte de publicaciones sobre el tema coinciden en que los datos fueron entregados por el interés de develar la corrupción en torno a esas operaciones financieras, Bronstein asegura que la base de datos fue vendida “más de una vez”. Y de manera irónica, concluye el libro preguntándose si los descendientes de John Doe, convertidos en millonarios a escala mundial, no terminarán formando una empresa off shore con el transcurso de los años.

El caso abrió una fisura que seguirá dando sorpresas a través de los meses y los años. Constantemente, los medios de comunicación de los países mencionados en la investigación dan noticias derivadas de Panamá papers. Según Bronstein, lo positivo es que permite vislumbrar una luz al final del túnel de la impunidad. “A partir de ahora, los corruptos serán juzgados, sea cual sea la altura a la que hayan llegado”.

La forma en la que se obtuvieron los documentos conocidos como Papeles de Panamá ¿no constituye un dilema ético para un periodista?

No está definido si fue un robo de documentos, conocido como “filtración”, o si se trató de un caso de hackeo. Lo cierto es que, si esa enorme base de datos fue hackeada, estamos ante un caso de poca responsabilidad fiduciaria de Mossack Fonseca con sus clientes. Si los datos fueron sustraídos, entonces hablamos de que Mossack Fonseca tenía mínima, casi nula responsabilidad. En cualquier caso, la información fue obtenida de forma poco ortodoxa.

¿Podemos pensar que en los papeles aparece casi cualquier persona con influencia, poder político o simplemente, con millones, sean o no sean corruptos?

Es un poco lo que hubo aquí. Tienes personas muy poderosas, pero también gente muy rica. Tienes ejecutivos internacionales, como Siemens. Por ejemplo, ahorita hay un caso. El vínculo de la firma directamente con Oderbrecht y también con la constructora OAS. De hecho, el caso por el que estuvieron presos los socios de la firma es el conocido como Lava Jato, que implica a OAS. Justo el mismo caso por el cual el ex presidente brasileño Lula da Silva fue condenado. Como verás, lo que ha salido, lo que sigue saliendo y lo que va a salir, relacionado con esa firma de abogados, no pierde vigencia.

¿Quiénes son los guatemaltecos implicados?

Hay varios. Para empezar, Marllory Chacón, conocida como La Reina del Sur. Pero últimamente se ha mencionado mucho más a Alejandro Sinibaldi. Su concuño, que ya fue llamado ante la justicia guatemalteca, era director del Citibank en Guatemala. A través de OAS, incidieron en el Congreso para adjudicaciones de obras públicas.

¿Oderbrecht es como el pez gordo en este caso?

La firma tenía muchos años de prestarle servicios a Oderbrecht, inclusive, varios de los doleiros de Oderbrecht fueron suplentes. OAS proveyó sociedades que utilizaron para los desvíos de fondos. Es lo que provoca que las autoridades brasileñas les allanaran las oficinas. Ese es el caso por el cual ellos acaban de salir de prisión hace poco, bajo fianza. Eso no quiere decir que el proceso se ha terminado.

Entre los periodistas latinoamericanos involucrados en la investigación, ¿hubo algún guatemalteco?

No hubo medios ni periodistas guatemaltecos. Proceso, de México y La Nación y Amelia Rueda, un canal digital, de Costa Rica, además de Panamá, son los medios regionales que se involucraron. Cuando nos invitan a formar parte del proyecto éramos la mitad de los que terminamos siendo. A través del liderazgo del consorcio se fueron agregando más medios. Pero al final ¿te imaginas cuatrocientos periodistas que nos callamos la boca y no se filtró nada? Periódicos, radio, televisión, páginas web, revistas, todos los medios que te puedas imaginar. Al final siento que todo el mundo lo hizo, porque todos creíamos que aquí había algo que revelar, porque lo sufrido por las personas afectadas víctimas del mal uso de la industria off shore, tenía que ser expuesto.

Estamos hablando de personas cuyos países perdieron millones de dólares por la evasión de impuestos, porque un político se robó el dinero, o porque un traficante de armas hizo lo mismo. Entonces, al final todas esas cosas fue la motivación que nos hizo continuar con esto, a pesar del dilema ético sobre cómo se obtuvo la información. Porque fue la noticia del año, además como panameños hubiera sido muy ridículo no haber participado. Y luego sentimos también que era importante dejar al descubierto todos estos abusos a los sistemas financieros internacionales.

¿Cómo se coordinó esta enormidad?

Más de trescientos periodistas, es significativo. No hubiera funcionado sin una buena coordinación. Nunca había trabajado con tantos en tan poco tiempo. Fue una locura, planificar a quién tenían que entrevistar, les asignamos conductores y vehículos, teníamos que darles la marca y los datos de los carros, nombres de los conductores, para que no se les perdieran. No te imaginas.

¿Qué balance le deja al mundo este caso?

Al final del camino, el modelo de justicia utilizado por las autoridades del Brasil debería convertirse en modelo para investigar los casos de corrupción. Puedes comprar un juez, un magistrado, pero no puedes comprar a todos los jueces de todos los países. Por ejemplo, en el caso de Lava Jato, no va a haber absolutamente un solo gobernante del mundo que se salve, si está implicado.

No hay forma de que los jueces en Brasil hayan defenestrado a Dilma, hayan condenado a Lula, hayan encarcelado a Marcelo Dorecht y estén a punto de encarcelar a Temen, y vayan entonces a proteger a los presidentes de nuestros países, o a los ministerios públicos de nuestros países en la lucha contra la corrupción. La lucha contra la gran corrupción que es distinta, y la lucha contra la corrupción privada, que poco se menciona pero que es de mucha importancia, porque la corrupción privada se traduce, de nuevo, en evasión de impuestos, robo de fondos públicos. Si tú eres un contratista, y Oberdrecht lo es, que dispone de fondos públicos para hacerse de contratos, puedes corromper al poder político.

Y quienquiera que rompa la ley, aunque sea una multa debería pagar.

 

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