La directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, renunció el martes, después de las fallas de seguridad relacionadas con el intento de asesinato contra el expresidente Donald Trump y los llamados por parte de legisladores de ambos partidos para que renunciara al cargo, según publicaciones de medios locales.
Redacción Perspectiva
De acuerdo con lo informado, en un correo electrónico enviado al personal del Servicio Secreto, Cheatle dijo que uno de los principales deberes de la agencia es proteger a los líderes de la nación y que “no cumplió con esa misión” al no proteger de la manera adecuada un mitin de campaña de un hombre armado el 13 de julio.
“No quiero que las solicitudes de mi renuncia sean una distracción del gran trabajo que todos y cada uno de ustedes hacen en favor de nuestra misión vital”, dijo Cheatle en el correo electrónico, que fue revisado por The New York Times.
Cheatle decía que estaba profundamente comprometida con la agencia, pero añadía: “A la luz de los acontecimientos recientes, he tomado con gran pesar la difícil decisión de renunciar como directora de ustedes”.
En tanto, el presidente Joe Biden le agradeció a Cheatle que respondiera a su llamado para dirigir la agencia. “Como líder, se necesita honor, valentía y una integridad increíble para asumir la plena responsabilidad de una organización encargada de uno de los trabajos más difíciles en el servicio público”.
Además, el Secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, de quien depende el Servicio Secreto, designó a Ronald Rowe como director en funciones de la agencia. Rowe, quien era adjunto de Cheatle, lleva más de dos décadas en el Servicio Secreto.
La renuncia es una caída rápida para la veterana de la agencia que protegió a Dick Cheney y Biden en sus mandatos vicepresidenciales y que fue respaldada de manera pública por funcionarios del gobierno de Biden después de que el hombre armado disparó contra Trump.
Sin embargo, los evidentes errores de seguridad antes del tiroteo y las acaloradas críticas que Cheatle enfrentó en los días posteriores la habían dejado en una posición cada vez más cuestionada. Las autoridades que investigan el asunto, entre ellas los legisladores en las audiencias de esta semana, han cuestionado repetidamente por qué el edificio desde el que el hombre armado disparó fue excluido del perímetro de seguridad del Servicio Secreto y por qué no se ubicó a ningún agente de la ley en el techo del edificio para el mitin. También han preguntado por qué se permitió que Trump subiera al escenario del acto, mientras las fuerzas del orden estaban buscando a una persona sospechosa.