Cuatro fuerzas unidas contra el fraude lograron defenestrar a Evo Morales, señala el abogado Giovanni Fratti. Entretanto, el ex presidenciable de la URNG, Pablo Ceto, afirma que el racismo colonialista terminó con el gobierno de Morales, que se extendió durante 14 años. Para el director del Centro de Estudios Económico-Sociales, Nicholas Virzi, “fue un golpe de Estado contra un gobierno que degradaba la calidad de la democracia en ese país”.
Roxana Orantes Córdova
Un debilitamiento gradual que se exacerbó con la renuncia de Evo Morales, se cierne sobre el llamado Foro de Sao Paulo, aunque en otros frentes, esa instancia resulta fortalecida, comenta Fratti.
A la pregunta sobre el derrumbe del foro, Virzi afirma: “no es así. Tenemos el caso de Chile, único país de Latinoamérica con indicadores del Primer Mundo, donde había descontentos evidentes, no exentos de presiones externas”.
“No hay derrumbe. El foro es una instancia que agrupa a partidos de izquierda democrática y progresista. El partido boliviano Movimiento al Socialismo, es el que representa a ese país en el foro, y a menos que se diera una situación similar a la de Guatemala en 1954, ese partido seguirá presente en el Foro”, expresa Ceto.
El dirigente de la URNG agrega que al mismo tiempo, la libertad de Luiz Inácio Lula da Silva, fortalece al movimiento democrático y revolucionario. “Pero en Bolivia, la democracia podría retroceder, con los militares a la cabeza”, dice.
Un golpe de Estado contra el fraude electoral
En 2016, Evo Morales escribió en su cuenta de Twitter: “quien se esconde o escapa es un delincuente confeso. No es un perseguido político”. Sin embargo, tres años después, un medio internacional indica que la última noticia sobre el paradero de Morales es una carta fechada “en el valeroso trópico de Cochabamba”, donde se encuentra la zona cocalera del país. Evo sigue siendo presidente honorífico de los cocaleros, agrega el medio citado.
La renuncia del indígena aymara que se perpetuó 14 años en la presidencia de Bolivia, sucede después de 12 días de protestas donde poco más de tres millones de ciudadanos se pronunciaron contra el fraude electoral que la Organización de Estados Americanos (OEA), documentó.
“Evo fue el primero en pedir la revisión y considero que OEA no es la más idónea para esto. No es muy legítima, porque su inclinación política es conocida históricamente”, afirma Ceto.
Ceto afirma que durante los sucesivos períodos de Morales, disminuyó la pobreza extrema y se incrementó el bienestar para la población indígena. “También en el tema económico. Se implementaron proyectos estratégicos y de infraestructura. Tras el golpe de Estado, está el interés en controlar los recursos naturales de Bolivia”.
Además, señala, en el golpe existe una “carga racista colonial muy parecida a la campaña contra la propuesta de reformas constitucionales en Guatemala, en 2016”.
Como contrapunto, Virzi expresa: “hubo un golpe de Estado contra un régimen que estaba degradando la calidad democrática del país, donde durante 14 años hubo deterioro institucional. Morales se reeligió repetidamente, en un país donde la Constitución no permite la reelección. Realizó un plebiscito sobre su reelección donde triunfó el No, y pese a esto, celebró elecciones fraudulentas, lo cual fue confirmado por la OEA”.
Entre los elementos que se sumaron al fraude, indican medios internacionales, estuvieron: “manipulación de actas electorales, interferencia en el conteo de votos, modificación de la base de datos durante el conteo, emplear recursos del Estado para acarrear gente, duplicar cédulas de identidad y modificar el padrón. Todo esto lo evidenció la OEA”, indica el medio citado.
Entre las primeras reacciones oficiales, cabe mencionar el mensaje del presidente Donald Trump que la embajada estadounidense compartió en su cuenta de Twitter:
“La renuncia ayer del presidente boliviano Evo Morales es un momento significativo para la democracia en el hemisferio occidental. Después de casi 14 años y de su reciente intento de desconocer la constitución boliviana y la voluntad del pueblo, la salida de Morales preserva la democracia y allana el camino para que se escuche la voz del pueblo boliviano. Estados Unidos aplaude al pueblo boliviano por demandar la libertad, así como a las fuerzas armadas bolivianas por cumplir con su juramento de defender no solamente a una sola persona, sino a la constitución de Bolivia. Estos eventos envían una fuerte señal a los regímenes ilegítimos de Venezuela y Nicaragua de que la democracia y la voluntad del pueblo siempre prevalecerán. Estamos ahora un paso más cerca para que todo el hemisferio occidental sea democrático, próspero y libre”.
¿Derrumbe o tropezón?
Aunque es “un golpe para el movimiento democrático de América Latina”, en ningún caso significará el derrumbe del foro, señala Ceto, quien considera que “continuará abriéndose camino para un futuro mejor. En todo caso, en Bolivia la población tiene un nivel mayor de conciencia política”.
Fratti recuerda que el Foro llegó a la cúspide de su poder cuando en esa instancia coincidían Lula, Chávez, Morales, Kirchner y los Castro. “Actualmente, hay un contrapeso de derecha, representado por Bolsonaro, Uribe y otros mandatarios salientes, como Marci o Piñera, quien presionado por las protestas, accedió a implementar una reforma constitucional. Esto es lo que quiere el Foro de Sao Paulo”.
En Guatemala “hubo un fraude electoral masivo en la primera vuelta. Y estamos ante un golpe de Estado contra uno de los tres poderes. Mientras la derecha mercantilista y la izquierda política se pelean, avanza el poder de los narcos. Es muy preocupante que se hayan sembrado tres millones de plantas de coca en Izabal y Alta Verapaz, además de seis millones de plantas de amapola en San Marcos. Esto podría indicar la presencia de grupos similares a las FARC, que sirven al narcotráfico bajo la bandera de los derechos humanos. Acá tenemos al grupo de César Montes y CODECA”, expresa Fratti.
Sin embargo, concluye: “en Guatemala, el foro de Sao Paulo tendrá su Némesis en las iglesias evangélicas, en el movimiento católico conservador, en empresarios y sobre todo, en un gran sector de la población indígena comerciante y creyente. Uno de los sostenes de la izquierda es el racismo, pero este gran sector de población indígena conservadora y generalmente evangélica que los rechaza y es una organización social viva”.