No es la primera vez que un presidenciable estadounidense señala fraude o actos fraudulentos. Lo que hace esta elección en EE.UU. un hecho sin precedentes, es la pandemia de COVID-19, sumada a la “leyenda negra” de Donald Trump, cuya peor versión es presentada por los medios, que parecen no advertir los muchos lapsus verbales del candidato demócrata Joe Biden. Al finalizar el 5 de noviembre se mantiene una imagen de triunfo para Biden, mientras Trump es mostrado como un mal perdedor. Sin embargo, los datos fríos parecen indicar que habrá una contienda reñida. Los efectos inmediatos en Guatemala se expresan en redes sociales, convertidas en campo de una batalla que se libra a miles de kilómetros pero cuyo resultado seguramente decidirá muchas cosas en este país.
Roxana Orantes Córdova
Durante la noche del 5 de noviembre, se conoció que el conteo de votos en Arizona, EE.UU, podría conocerse en las próximas horas. Aunque Joe Biden lleva ventaja en ese estado, los votos del condado Mariapa podrían darle la victoria a Trump.
Los estados que no concluyeron el conteo de votos al anochecer del 5 son: Carolina del Norte, con 15 votos electorales; Georgia, (16); Pensilvania (20); Arizona (11); Nevada (6) y Florida (29).
Estos estados llevaban casi el total de votos computados y pese al optimismo y anuncios de los medios masivos con respecto al casi seguro triunfo de Joe Biden, es probable que el panorama cambie entre el 5 y el 7 de noviembre, o incluso hacia el fin de semana, considerando que los porcentajes para cada candidato son:

Fuente: propia, con base en datos de agencias internacionales
Trump: la sorpresa posible
Un hecho que puede calificarse como insólito es que el mandatario estadounidense, considerado por muchos como “el hombre más poderoso del mundo”, haya enfrentado una oposición visceral, que incluye insultos y protestas violentas en su contra.
Por ejemplo, sus señalamientos de fraude fueron desestimados y redes sociales censuraron sus palabras al respecto. «Está bien. Aquí estamos nuevamente en la posición inusual de no solo interrumpir al presidente de los Estados Unidos, sino de corregir al presidente de los Estados Unidos», dice Brian Williams de la MSNBC momentos después de cortar el discurso del Presidente. La mayor parte de cadenas noticiosas cortó el discurso de Trump.
Un presentador de noticias de CNN, Anderson Cooper, también expresó su desagrado contra Trump con adjetivos descalificadores y una franca ridiculización, mientras cualquier elemento que pueda deteriorar la imagen de Biden, es silenciado minuciosamente. Por ejemplo, en uno de sus discursos afirmó que era candidato al Senado y en otro confundió a su nieta con su hijo fallecido, Beau.
La “leyenda negra” de Trump se construye con varios retazos de información que muchas veces no son coherentes. Por ejemplo, una presentadora de televisión aseguró que el voto de los afroamericanos era uno de los puntales para el inminente triunfo electoral de Biden, mientras la realidad de los datos indica que Trump es el candidato republicano que ha logrado el mayor número de votos hispanos y latinoamericanos, “según datos publicados por Matt Bruenig del People’s Policy Project”, indica un artículo digital.
El voto latino de Florida, especialmente de exiliados cubanos y venezolanos, también favoreció a Trump, por razones obvias. Según CNN, 2 de cada 5 latinos en Florida votaron por Trump. Evidentemente, es un segmento de la población que huye de gobiernos totalitarios, con los que Biden ha mostrado alguna cercanía, mientras Trump es implacable con el socialismo.
La polarización ideológica, que se simplifica como “izquierdas” y “derechas” o “fascistas” vs. “socialistas”, es el tercer elemento inédito en una elección estadounidense, donde el “socialismo” jamás fue una opción política pero actualmente, parece resucitar en grupos como BLM o Antifa, así como en los burócratas de alto nivel que promueven las agendas de la ONU.
En 2016, el voto mayoritario para Trump partió de población blanca rural y empobrecida, los llamados “rednecks” o “hillbilly”, estadounidenses marginados por décadas. Este año, el voto de este segmento no fue el más decisivo para Trump, quien enfocó sus esfuerzos en latinos y afroamericanos, a quienes Biden consideró erróneamente “voto cautivo”.
Uno de los análisis publicados en medios internacionales afirma que estas dos poblaciones fueron de los más afectados por la pandemia de COVID-19 al perder sus trabajos y saben que Trump ha demostrado capacidad para generar empleo.
¿Cómo afecta todo esto a Guatemala?
En primer lugar, y pese a la trágica situación que vive Centroamérica por el paso del meteoro Eta, muchos guatemaltecos han seguido detalladamente el proceso electoral en EE.UU. Probablemente sea este el año en que mayores expectativas y desencuentros genera el evento electoral estadounidense.
Ello tiene su explicación en 2015, días antes del súbito “despertar ciudadano”, cuando fue protagónico el papel de Joe Biden en la promoción del Plan Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte, que exigía cambios jurídicos, acciones depurativas en la administración pública y otros, así como la permanencia de la CICIG en calidad de ente rector con atribuciones muy amplias.
La actitud colonialista de Biden en su visita a Otto Pérez Molina (defenestrado días después), y las posteriores acciones de los dos embajadores estadounidenses Todd Robinson y Luis Arreaga, francamente posicionados a favor de una izquierda heredera de la guerrilla y que genera rechazo en amplios sectores guatemaltecos, es uno de los elementos que abonan a que el evento sea sumamente trascendental para muchos: los que anhelan el retorno de la CICIG o un ente similar y pretenden cambiar la Constitución Política de la República, y quienes se oponen ferozmente a los dictámenes de la ONU.
Y finalmente, la simpatía por Trump en este sector es “natural”: es provida, no está alineado con la ONU y sustenta los mismos valores republicanos que los guatemaltecos conservadores, quienes esperan que el republicano incremente el apoyo estadounidense en temas como el combate al narcotráfico, la profesionalización de fuerzas de seguridad y el comercio.
Entretanto, las expectativas de la «izquierda» siguen puestas en Biden, especialmente si el Triángulo Norte sigue entre las prioridades de los demócratas para expandir su área de influencia y al mismo tiempo, frenar las migraciones con una propuesta desarrollista que incluiría un pacto fiscal y las reformas judiciales que anhela ese grupo.